Aún un poco afectada por lo que había tenido que pasar para estar ahí, se recostó en el asiento y movió la cabeza hacia el costado para mirar por la ventanilla. Estaba muy cansada pero era incapaz de dormir.
Suspiró.
Sus ojos probablemente estaban rojos de tanto llorar y ya se podía imaginar las ojeras que debía de tener. La noche anterior no le había sido fácil pero lo había conseguido. Estaba en un avión que ya pronto descendería en Inglaterra. Aunque como era de esperarse se sentía más triste que nunca.
En lo que único en que era capaz de pensar era en su padre aunque le hiciera sentir angustia y dolor.
"Realmente que estupide*," pensó, esbozando una mueca.
Sacudió su cabeza para despejar su mente. Le llevó varios intentos conseguirlo.
Puso ambas manos en los bolsillos de su jean elastizado color azul grisáceo y sintió cómo su mano derecha entraba en contacto con metal. De inmediato se dio cuenta de que eran unos auriculares, y un corto pedazo de tela.
Se puso los auriculares y buscó en su mochila su mp3.
Volviendo la vista a la ventanilla una vez más, se recogió el pelo en una cola de caballo con la cinta color celeste claro, y, sin poder impedirlo, un mechón dorado escapo de la atadura. Fiona le restó importancia. Ni que algo así de insignificante le fuera a afectar. "Huh... si tan solo fuera así con todo," pensó, sonriendo con tristeza.
Dejando de lado el sentimentalismo, bostezó e hizo sonar su cuello moviéndolo de lado a lado. Por ahí si lo ignoraba el dolor desaparecería.
Suspiró molesta, él estar sentada tanto tiempo era incómodo.
Su rostro que había mostraba una expresión de indiferencia fue de a poco cediendo cambiando de vuelta a una mueca.
No funcionaba, se puso a escuchar música pero la música tampoco le ayudó de mucho. Todo aquello era desesperante. Se aferró a su pecho intentando aguantar el dolor pero le era imposible.
En su cabeza comenzaban a aparecer distintas imágenes y situaciones que le hacían recordar varios sentimientos del pasado antes dejados de lado.
Soltó una risa junto a una sonrisa forzada, mientras una lágrima atravesaba veloz el sendero de su mejilla.
Siempre tuve que abandonar todo al cambiar de hogar en un ritmo constante. Todo por los caprichos de mi padre y lo blanda que era mi mamá cuando se trataba de él.
Sin embargo Cake nunca había estado de acuerdo con aquel asunto. Ella siempre decía "Papá no hace más que usar y abusar de nuestra mamá, no solo eso, también quiere usarnos del mismo modo". Después de todo nuestra mamá Aurora siempre había estado enamorada de él, en cambio nuestro padre nunca la quiso, simplemente quería tener descendencia que heredara la asociación cuando él no estuviera.
Casi abandonó a mamá cuando tuvo a Cake, tan solo porque ella no había nacido chico.
Mamá antes se hubiera mantenido perfectamente con la recompensa de las misiones, pero el problema era que no podía ir al trabajo porque tenía que cuidar a su hija recién nacida y el dinero que le daba la asociación por estar de licencia no bastaba para mantenerlas a ambas.
Después de unos meses en los que había dejado a mamá a su suerte, cambió de opinión e intentó llevarse a Cake y dejar a nuestra mamá. El problema es que significaría perder a una cazadora de vampiros formidable.
Poco después nací yo.
Cake y yo creímos que íbamos a estar a salvo en manos de mamá, ella puede que haya estado enamorada de papá pero nunca nos abandonaría. Pero... poco después murió y papá volvió a intentar llevarnos con él. Cake no quiso y se mantuvo firme.
Pero ahora que está muerta... sé que no tengo otra opción más que ir con él.
Mientras volvía un poco en si misma las imágenes de la discusión que había tenido con Marshall le cayeron encima como un balde de agua fría. Una lágrima gruesa se deslizo lentamente por su mejilla.
—Señorita ¿está bien?—escuchó decir a un pequeño.
"Es cierto, lo había olvidado por un segundo... estoy en un avión, con otras personas también..." pensó aún un poco ida.
Dirigió la cabeza al pasillo, el lugar de donde provenía la voz, y se quedo mirando al extraño. Era pequeño, parecía tener unos diez años, quizá estaba viajando con sus padres. Tenía puesta una camisa blanca, jeans de un color azul marino y zapatillas de skater color negro con un logo rojo. El chico la miraba preocupado, en espera de una respuesta. Sus cabellos color chocolate levemente rizados que se mecían suavemente estaban recogidos en una cola de caballo y sus cejas ni muy finas ni muy gruesas se fruncían levemente, confundido al no recibir respuesta.
—¿Señorita?
—Sí, estoy bien, no te preocupes pequeño ¿no tendrías que estar con tus padres?...—respondió, mirando un tanto sorprendida el cabello del chico que se movía a pesar de que dentro del avión no había siquiera una pequeña brisa. "¿Por qué será que me hace recordar a una comedia romántica completamente absurda que vi hace poco?" recién logro volver a tener noción de su alrededor cuando oyó a alguien carraspear.
Él la miró como diciendo "¿lo dices enserio?" y se largo a reír. Fiona no consiguió entenderlo, aún seguía mirando al fenómeno del cabello que se movía por sí solo. Él noto su confusión y no pudo evitar reír con aún más fuerza. Los demás pasajeros ya se comenzaban a preguntar si el chico tenía algún tipo de problema en la cabeza.
Cuando al fin pudo parar quiso aclararle a la joven el por qué de su risa.
—Tengo catorce años en realidad—dijo, sonriendo divertido.
"¿Eh?... ¡¿EH?! ¿Catorce?" pensó, incrédula por lo que le dijo él joven, volviendo a prestar atención a no solo su cabello sino que también a los demás.
—Lo siento, lo siento, lo siento muchísimo...
—No pasa nada—la tranquilizo él, quitándole importancia.—Mientras no me hayas creído una chica—murmuró a lo ultimo más para sí mismo que para la rubia, pero aún así ella lo escucho.
Fiona ahogó una risa.
—Mi nombre es Fiona ¿el tuyo?—preguntó ella, sonriéndole amistosamente.
—Frederic.
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Un amor envuelto en sangre *cancelado*
FanficFiona es una chica quien vive con su madre. La historia empieza en una noche de halloween en la que ella se encontrara con un vampiro quien intentara hacerle la vida imposible dejando su marca en ella, marcándola como suyo. Después la historia salta...