—¡Ja!, te lo creíste—se acercó a ella y le revolvió el cabello. Con los cachetes rojos de vergüenza, Fiona lo empujó y se cruzó de brazos, haciendo puchero.
Se escuchó la risita del vampiro, mientras la rodeaba con sus brazos.
—¡Aléjate!—gritó ella, histérica, moviéndose de lado a lado, intentando quitárselo de encima.
—Oye... tranquila—susurró él en su oído, con un deje burlón.
Después de un rato inmerso en gritos, empujones y objetos voladores, Marshall decidió darle fin a la escena.
—Fiona...—dijo Marshall, rascándose la cabeza. Ella soltó el libro que había agarrado para lanzarle y prestó atención—... lo siento—murmuró, cabizbajo.
Atónita, miró a su novio con sorpresa. Su corazón latía aceleradamente. Se acercó a él y lo abrazó, poniéndose de puntitas y besándole el cachete.
—Te perdono, i-dio-ta—canturreó.
—Soy el idiota al que estás abrazando—respondió, más que satisfecho.
—Uhm... ¿q-qué?—trató de apartarse pero lo único que consiguió fue que Marshall la apretara aún más.
—Que tierna eres...—dijo, mirándola a los ojos y robándole un beso corto, pero dulce, en los labios.
—¡Oye! ¿Qué crees que ha...?
—¿No tendrías que haber vuelto ayer a casa, preciosa?—la interrumpió, mirándola con astucia. Tenía un gran talento para cambiar de conversación.
—Ahora que lo dices... ¡por dios! ¡Cake va a matarme!
—Mejor tarde que nunca ¿vamos yendo?
—S-si.
Fiona siguió intentando salirse de los brazos de Marshall, pero recién pudo escaparse cuando él se aburrió y decidió soltarla.
—Vamos entonces...—ella, a punto de atravesar una puerta que había escogido al azar, se vio detenida por Marshall. Él había puesto un brazo delante suyo, deteniéndola y negando suavemente con la cabeza.
—Es por el otro lado—levantó la mirada y dijo, divertido, señalando una puerta color carmesí.
—Ya lo sabía—respondió ella, tajante.
—¡Espera!
—¿Qué?—preguntó, confundida, volteando la cabeza y después sintiendo un brazo rodear su cadera. Lo miro ruborizada intentando descifrar, a través de los ojos del vampiro, algo que no sabía exactamente que era.
—Ahora sí, vamos—contento, prácticamente la llevo a rastras a través de la puerta.
—¡Serás maldito!
El camino estuvo lleno de unas cuantas risas y comentarios de ambos que surgían al azar y hacían aún más entretenido el momento.
—Ya llegamos— anunció Marshall.
Fiona estaba sobre el hombro de él dando patadas en su pecho. La dejó en el piso y se despidió, dándole un pequeño beso en la frente, suficientemente sensual para avergonzarla una vez más.
—E-emm... ¡adios!—exclamó ella, entrando a su casa y cerrando la puerta de un portazo.
Rió enternecido y se dirigió a su hogar, bajo el cobijo de la sombra de los árboles. Aunque, por si a caso, también se puso la capucha de la campera. Quería pasar desapercibido entre la gente.
Mientras caminaba pensaba en todo lo que había ocurrido desde ayer, un montón de cosas a decir verdad. Entonces recordó algo que le resultó extraño, "¿por qué Cake habrá dejado la puerta de la casa abierta?" Tratando de no darle importancia, siguió su camino mientras silbaba una bella melodía compuesta por él mismo.
Al hacer dos cuadras recibió un empujón que lo hizo trastabillar, y casi caer en la acera. Rápidamente se volvió a poner la capucha y se volteó furioso, dispuesto a castigar el insulto. Pero no pudo desahogarse, porque delante de él había una muchacha que parecía muy frágil y asustada. Y había algo más que llamaba a sus sentidos: olía a sangre. Así que se puso a examinarla con detenimiento.
Sus ojos eran rojos e intensos; uno de ellos tenía un moretón y había rastros de sangre en su mejilla y frente. Su piel era pálida y sus cabellos rosa chicle estaban atados en dos trenzas que pendían de sus hombros. No era humana, eso era seguro. Estaba vestida con un solero blanco que le llegaba hasta las rodillas, acompañado de zapatos negros con zoquetes blancos. Lo que más le llamó la atención al vampiro fue la sangre que manchaba el vestido como si fuera pintura.
Ante la mirada inquisitiva del vampiro, la niña comenzó a llorar y temblar como una hoja...
—¡NO! ¡YO NO LO QUISE HACER, ELLA ME OBLIGO!—gritó ella de repente, cubriéndose la cabeza con los brazos.
—¿Quién?—preguntó Marshall, con dulzura, intentando tranquilizarla.
—A-A-Ash-ley...
Él entró en pánico y, agarrando bruscamente de una mano a la chica, la arrastró hasta la casa de Fiona. Lo que vio lo dejó horrorizado.
La puerta, completamente abierta, dejaba ver un rastro de color rojo que llegaba hasta el cuarto de Cake. El olor a sangre era metálico, punzante. Fiona estaba de cuclillas, llorando desconsoladamente al lado de un cuerpo inerte. El de Cake.
Los rastros en el piso contaban una historia. Pequeñas gotas de sangre se podían ver alrededor de la víctima y también, a un costado de su brazo derecho, la huella de una mano empapada en sangre. Marshall automáticamente miró a la niña y ahí estaba: la sangre de Cake en la mano derecha de la extraña. Ante los ojos expertos del vampiro Cake no parecía haber sufrido, más bien fue una muerte rápida. Algo delgado y ancho se había insertado entre sus costillas desde la espalda, y la había atravesado de lado a lado, cercenando el corazón. Lo que más inquietó a Marshall fue la hebra de cabello blanco que halló, cuando miró con más detenimiento, en la pollera negra de Cake.
Marshall, con el puño cerrado, golpeó el piso. Todo indicaba que lo que había dicho la niña era cierto: Ashley la había obligado a matar a Cake. Y si Ashley estaba involucrada, entonces él era el responsable de su muerte.
—¡CAKE! ¡CAKE! ¡REGRESA, CAKE!—gritaba Fiona, histérica, abrazando a su hermana.
El vampiro se agachó al lado de su amada, pero esta lo rechazó y siguió llorando sobre su hermana.
La muchacha dio un paso hacia atrás como si quisiera escapar, pero él fue más rápido y la tomó del brazo.
—¿Cómo te llamas?—le preguntó, serio.
—Christy—murmuró, con voz apagada y débil.
—¿Qué ocurrió exactamente?
Ella pareció pensar un poco. Su labio inferior tembló por un par de segundos, y ella confesó:
—¡Yo la mate! ¡Es mi culpa! ¡No debí escucharla!
Marshall sabía que se refería a Ashley.
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Un amor envuelto en sangre *cancelado*
FanfictionFiona es una chica quien vive con su madre. La historia empieza en una noche de halloween en la que ella se encontrara con un vampiro quien intentara hacerle la vida imposible dejando su marca en ella, marcándola como suyo. Después la historia salta...