Flor Plateada | TobiIzu

Capítulo Cuatro: Disputa de Miradas

—Prometiste ayudarme...

En esos momentos, Tobirama se sentía como una mierda. Izuna bajó su mirada con ojos tristes, sus abultados labios temblando ligeramente mientras jugueteaba inquieto con sus dedos. Únicamente usaba esa fachada con el Senju cuando le era negado algo que realmente quería.

—Es urgente que atienda a esta reunión —Tobirama comentó sin la intención de justificarse, suspiró suave al no recibir una respuesta—. Prometo regresar pronto y luego ayudarte a preparar el jardín, ¿te parece bien, uhm?

Sus miradas se cruzaron e infantilmente, empezaron a disputar en silencio por quien podía mantener la mirada sin parpadear. Tobirama suspiró finalmente, cerrando sus ojos en derrota, soltando sus brazos cruzados para atraer al otro en un abrazo fraternal. Apretó con fuerza moderada el cuerpo en sus brazos, como si temiera herirlo, pero también como si temiera no poder volver a abrazarlo.

—Regresarás a salvo —exhaló Izuna, su rostro aún enterrado en el pecho del peliblanco. Cerrando sus ojos por un momento, se repitió a sí mismo mentalmente esas palabras antes de dejar ir al Senju—. Ve pronto y regresa pronto —habló conectando sus miradas nuevamente, sin sonrisa pero con preocupación en su mirada.

—Regresaré a salvo, lo prometo.

—Más te vale o dile adiós a tu colección de libros.

—Te ayudaré a plantar hectáreas de crisantemos cuando regrese si quieres, pero deja en paz a mis libros, enano.

—Eh, ya lo dijiste, no puedes retractarte —señaló acusatoriamente el Uchiha, recibiendo una sonrisa socarrona.

—¿Desde cuándo retracto mis palabras, eh?