Capítulo Trece: Kagami

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Izuna alzó su mirada para contemplar a su compañero, solo para ver su ceño fruncido y sus dientes apretando bruscamente su labio inferior. Estaba estresado. Se incorporó, caminando hacia el otro. Posó sus manos en los otros hombros, lentamente para no asustarlo. Apoyó su barbilla sobre la cabeza de Tobirama y miró lo que hacía, masajeando sus hombros.

Ninguno de los dos eran de decirse cosas bonitas, pero tenían su propia manera de darse apoyo. Como los pequeños apretones en los hombros, los pequeños besos en la coronilla y el tomarse de las manos; eran su manera de decirse, "tu puedes con esto, estoy contigo".

—¿Necesitas que te ayude a supervisar la construcción del nuevo granero? —ofreció Izuna, su tono gentil como las caricias en los cabellos del Senju.

—No, ya estás demasiado ocupado siendo líder y sublíder a la vez porque el puto de Madara está pegado a mi hermano como sanguijuela —Tobirama reposó su cabeza en el pecho de Izuna, dejándose abrigar por la calidez del otro, sintiendo como el cuerpo del otro se movía ante sus risas; risas que inundaron su mente como un calmante a su dolor de cabeza.

—Señor, un comerciante lo está esperando en la sala principal —un niño de no más de ocho años y cabellos negros desornados que no habían notado entrar hizo una reverencia, su rostro algo confundido al ver al Senju.

—Kagami, ¿qué te dije sobre las reverencias? —Izuna suspiró sin enojo al ver al niño, dejando a Tobirama para darle un pellizco en la mejilla a Kagami, quien hizo una mueca con un puchero.

—Que no necesitó hacer reverencias en privado pero, ese extraño está aquí —Kagami hizo un gesto hacia Tobirama, quien lo miraba con curiosidad.

—El es... —Izuna sonrió suave como si un pensamiento bonito cruzará por su mente— una persona cercana y confiable.

—Ah... —Kagami miró a Tobirama por unos momentos antes de murmurar para sí mismo— entonces esa es la novia del tío Izuna de la que todos hablan...

—¡Mocoso, voy a arrancarte los dientes!

Kagami parpadeó un par de veces hacia Tobirama antes de mostrar una sonrisa con uno de sus dientes frontales faltante.

—¡Yo me lo arranqué solo! —el menor exclamó con un orgullo que hizo carcajear a Tobirama, quien dio una afectuosa caricia en su cabeza pequeña.

—Bien hecho pequeño.

—Kagami, ¿porqué viniste tu a avisarme de la visita y no tu padre? —Izuna preguntó mientras se colocaba su largo traje negro con mangas anchas por encima de su ropa de vestir.

—Creo que es porque el hombre que vino parecía muy importante, tío Izuna —el niño miró sus deditos juguetear mientras hablaba con cuidado, como si pensará en sus palabras— Era muy guapo, y dijo que era un comerciante.

—¿Más guapo que yo? —cuestionó Izuna alzando una ceja, gesto que hizo reír a Kagami.

—Nop, ¡usted es más guapo!

—Estoy de acuerdo con el chiquillo.

Flor Plateada | TobiIzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora