Capítulo Ocho: Extrañando

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Aviso: este capítulo incluye smut/lemon. Nos iremos al infierno juntos, tururú. ꒰°͈ ᵋ °͈ ꒱↝

〖 〄 〗

—¿Qué están haciendo? —preguntó Usagi, una de las damas del personal de aseo, la misma que había defendido la idea de que Izuna y Tobirama eran pareja. Fruncía sus cejas al mirar a sus dos compañeras en cuclillas, cada una con una ramita que usaban para picar un hormiguero distraídamente. 

—Viendo hormigas —respondió Emiko, la dama que había debatido con Usagi la última vez, pero que al final se había rendido al intentar hacerla entrar en razón. Sacudió una hormiga que subía por la ramita. 

—Puedo verlo, pero, ¿por qué están jugando con hormigas en vez de hacer sus trabajos? —inquirió Usagi, recibiendo dos pares de ojos que comunicaban, ¿acaso no sabes? 

—Izuna-sama está entrenando con el Senju albino —Emiko se encogió de hombros. 

—¿Por qué no escucho nada? —Usagi giró para mirar la puerta cerrada hacia el patio de su señor. No escuchaba sonido alguno, ni los insultos mutuos, ni armas cruzándose, ni puños chocando. 

—Tal vez se quedaron dormidos —nuevamente Emiko se encogió de hombros, dándole más interés a la hormiga que tocaba curiosamente la ramita con sus patitas. 

『 • • • 』

Tobirama adoraba mirar a Izuna frustrarse; verlo abultar sus labios con el ceño fruncido y con sus orejas rojas era una imagen sumamente adorable. Siempre que el Uchiha se frustraba o estresaba, mientras el Senju estuviera ahí, lo atraería a sus brazos, sentándolo sobre sus muslos para abrazarlo tomando sus manos y acariciando sus dedos en lo que dejaba que se relajara poco a poco. Esa tarde no había sido la excepción cuando Izuna empezaba a morder el interior de sus mejillas mientras intentaba planear algo tan mundano como lo era planear donde colocar las flores de la próxima temporada. 

Dejando pequeños besos por las mejillas y mandíbula, hizo que Izuna soltará pequeñas risitas mientras sus dedos rozaban entre sí. Los besos bajaron hacia el cuello con un rastro de humedad y marcas rojizas. En el tiempo que le tomó a Tobirama deshacerse del cinturón del Uchiha, pudo susurrar en el oído de este; 

—¿Necesitas que te ayude a prepararte? 

—No, uhm —Izuna apretó sus labios al sentir los dientes hundirse en su hombro, lo suficiente para dejar una marca por algunos días. 

—Te dolerá —murmuró Tobirama sobre la mordida que hizo, usando su pulgar para acariciarla mientras deslizaba su otra mano desde el abdomen hasta el pecho, causando un pequeño quejido al repentinamente pellizcar uno de los pezones. 

—No lo necesito —masculló entre pequeños sonidos. No se había dado cuenta de cuanto su cuerpo había extrañado al de Tobirama hasta ese momento, ansiaba tanto sentir las cálidas manos del otro recorriendo su cuerpo, tocando sus puntos sensibles y... Sintió su ropa interior apretada de repente. 

Tobirama no intentó disuadirlo, lo cargó con cuidado para acostarlo sobre la mesa, impacientemente empujando los papeles hacia el borde más lejano para acomodar el cuerpo apenas cubierto por la blusa superior. Izuna soltó un "hm" al estremecerse por el contacto con la fría superficie, sentía un calor envolviendo todo su cuerpo y su piel ardiendo por más contacto. 

—Oye- hm —Izuna mordió su labio inferior reprimiendo su vergüenza cuando sus piernas fueron separadas por las manos en la parte trasera de sus rodillas. Echó una mirada fea al Senju quien estaba demasiado ocupado mirando. Izuna era delgado, pero los músculos de sus piernas estaban marcados por años de entrenamiento, Tobirama delineó uno de estos con su dedo índice en un rastro cosquilloso hasta llegar a su destino. Izuna echó su cabeza hacia atrás, refunfuñando por la falta de acción pero sin poder quejarse en voz alta. 

Flor Plateada | TobiIzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora