Capítulo Seis: Chismes

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—Hey, ¿qué le pasa a Izuna-sama?, no ha dejado de suspirar en toda la mañana y parece que no ha dormido bien en los últimos días —comentó una dama del personal de aseo, quien barría con tranquilidad las tablas de madera que conformaban el suelo. 

—No lo sé, ¿crees que tenga que ver con el Senju peli-blanco?, ha estado así desde que dejó de venir a visitarlo —respondió otra dama de aseo, quien pasaba un trapo por los ventanales y decoraciones para retirar el polvo. 

—Ah, ¿crees que se hayan separado? —intervino una tercera dama, quien también estaba barriendo pero no el suelo, sino las hojas secas del jardín. 

—¿Eran pareja? 

—Claro —respondió con cierto tono de indignación, dejando de barrer las hojas para empezar a explicar sus argumentos—, ese Senju se queda a dormir todas las noches, siempre anda pegado a Izuna-sama incluso cuando va a tomar una ducha, es obvio que son pareja. 

—Pero... —interrumpió con cierta duda la misma que había preguntado, acomodando sus castaños cabellos sudados antes de decir— siempre los escuchó gritarse groserías...

—Porque es su forma de expresar su inmenso amor hacia el otro —defendió nuevamente con firmeza la joven de cabellos negros ondulados.

—Esa es la forma más pendeja que he conocido para enamorar a alguien.

—Ah, solo espero que regresé pronto ese Senju porque Izuna-sama parece realmente deprimido sin él. 

En lo que comentaban qué tan demacrado se veía uno de los pilares importantes de su clan, la causa del insomnio del Uchiha se hallaba intentando no quedarse dormido durante una reunión. Había ido a una aldea no muy cercana, pero con grandes recursos mineros, para concretar un comercio fluido entre sus naciones. Pero con el paso de los días ya tenía claro que no iban a llegar a ningún lado por los altos precios que estaban exigiendo por sus productos, los cuales ni siquiera eran de la calidad que prometían. 

Tobirama había ido para representar a Konoha en vez de su hermano mayor por dos razones: uno, Hashirama estaba demasiado ocupado con los proyectos pendientes a manejar como para irse de viaje por más de unos días; segundo, Tobirama tenía un carácter más amenazante y directo, dando un aura intimidante a la hora de negociar que solo era empeorado por el par de rasgados ojos carmesí que había heredado de su madre junto con una testaruda e incluso cruel índole. 

Un trato fue establecido, uno en el que ambos bandos estaban satisfechos, producto de casi un mes de negociaciones fallidas. Lo único que faltaba, era regresar a su hogar y Tobirama realmente deseaba poder dormir bien luego de tantas noches de insomnio. Extrañaba demasiado el aire fresco de su aldea, la suavidad del pasto... a la mierda, a quien engañaba, extrañaba demasiado a Izuna, la suavidad de su piel mientras lo abrazaba al dormir y el precioso tono de su risa ida mientras bebían unas copas más bajo la luz de la luna llena. 

Flor Plateada | TobiIzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora