Naturaleza Expuesta.

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Levi y su amigos no asimilaban lo que estaba ocurriendo ante sus ojos. Veían algo imposible que el hombre que estaba frente a ellos fuese el líder de los monjes del aire, a quien tanto habían buscado. Era fácil saber qué se trataba de él y no de otro cualquiera.

No obstante, otra de las cosas que sorprendieron a Levi fue su extraña mejoría. Sentía que se encontraba mejor pese a los continuos golpes y la herida en su costado que comenzaba a curarse, pese a que aún sangraba. No sabía a qué se debía todo ello, y lo atribuyó a la adrenalina que le sobrevino ante tal situación y que aún estaba en su sistema, aunque en el fondo no fuera así.

Sin embargo, Levi desde hace tiempo sentía que algo no iba bien con ella. No podía negar que cada ciertos momentos era como si estuviera ida, y si acababa de hacer algo, ni siquiera recordaba haberlo hecho, y eso comenzaba a preocuparla. Aunque también se encontraba aquello, que hasta el momento ignoró.

A simple vista parecían las clásicas marcas de presión en la piel, algo enrojecidas y con formas y simbologías demasiado extrañas, pero a su parecer, eran como un virus. Se extendía desde sus hombros, hasta su espalda baja, incluso sus brazos estaban cubiertos por aquellas extrañas marcas.

Para evitar preocupaciones innecesarias hacía todo lo posible por cubrir cada una de ellas, e incluso cuando se bañaba evitaba que Jean viese su cuerpo.

Ese fue uno de los motivos por el que cada vez, Levi en este caso, era más esquiva con la pareja. El otro y más importante eran aquellos extraños sentimientos que comenzaban a surgir en ella por Eren. Lo que la condujo a evitar lo más que podía a ambos. Pero los jóvenes no eran obtusos y se percataron de su evasión hacia ellos, sin embargo, en esta ocasión prefirieron no hacer ni decir nada.

Y aquí estaban, siendo interrogados, juzgados, y al parecer, a punto de morir. No obstante, dentro de lo malo, Levi vio esta situación como una oportunidad para defenderse, y al mismo tiempo, averiguar sobre lo que le estaba ocurriendo.

-¿Quien eres mujer? Por lo que he oído, nos buscas... ¿Porqué? - Aunque eso no evitaba que Levi lo mirara con cierto enfado, puesto que estaba permitiendo tales acciones injustas contra ellos. Pero pese a sus palabras, se dio cuenta que aquel hombre sabía perfectamente quién era ella y lo que se proponía habiendo regresado a la ciudad.

Era imposible que en tan poco tiempo se le fuera informado de lo hablado en aquella celda, lo que significaba que desde el momento en que entró hasta su salida, se mantuvo en escucha de todo lo dicho o por decir.

- ¿Por qué tendría que responder a alguien que ha permitido que se nos dé semejante trato? - le escupió los restos de sangre al hombre, y pese a que los presentes en aquella sala tenían la clara intención de golpearla por sus acciones, él  mismo lo impidió. Aunque para evitar que se repitiera tal acción, se alzó.

- Puesto que no estás dispuesta a hablar... - Una parte de Levi temía que les hicieran daño a sus acompañantes,  y en esta ocasión no tuviese las fuerzas para defenderlos, y aquel hombre supo vislumbrarlo en su mirada. Pero ante ello soltó una pequeña carcajada, puesto que ese no era su propósito, ni lo sería - Lo haré yo ya que eres tan amable... No soy adivino, después de todo soy un simple monje... Pero soy bastante intuitivo. Sé que una parte de ti piensa que no sé, o sabemos, nada por tu simple ausencia durante todos estos años... Siento desilusionarte, pero estas equivocada... - aquellas simples palabras captaron la completa atención y curiosidad de Levi, quien alzó la mirada para enfrentarlo, al igual que sus acompañantes, quienes escuchaban atentamente todo - Eres un Nessie... O no... Quien sabe... De lo que sí estoy seguro es que alguien como tú siempre se ha preguntado el porqué... Porqué el destino te ha otorgado unos dones que jamás has reclamado... Bueno... En el fondo eres igual al resto de los tuyos... Siempre te has considerado, y te sigues considerando un monstruo... - pronunció solemne mientras que Levi bajaba la mirada. Se conocía a la perfección, y por mucho que lo negase, sabía cuán verdaderas eran esas palabras, pero lo que dijo a continuación hizo, no sólo que lo mirara de nuevo, sino que incluso temiera y se enfureciera por ello - Sé que eres la reclusa fugada 111, no intentes negarlo, te sería inútil... El país de Eldur no es el único con espías... - se acercó hasta su oído y le susurró - Tenemos en nuestro poder tu historial de seguimiento al completo. Al parecer explica de forma muy detallada y completa toda tu estancia en aquella institución... - se alzó de nuevo - Sé lo que hiciste...

El monstruo que habita en mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora