Zorro Enmascarado

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En la Tribu Amanzi estaban realmente ajetreados, e incluso me atrevería a decir histéricos y al borde de un infarto, incluso entre los altos mandos.

Habían demasiadas personas a las que ocultar, y cada precaución era poca. Se intentó establecer un bloqueo naval que retrasara el avance enemigo, pero fue vencido en cuestión de minutos y sin posibilidad de dar más tiempo. 

Mientras que Jean y Erwin se encargaban de proteger a los civiles,  Farlan y Eren protegían al pueblo de la entrada enemiga, sin embargo, aquello fue algo imposible de evitar, y fueron obligados a entrar en batalla. Las tropas de Amanzi peleaban arduamente, pero eran diezmados por sus adversarios, y más cuando eran comandados por la mismísima Mikasa Jaeger, quien por órdenes de su madre, tenía la misión encontrar a Eren, y así hizo, logrando si cometido.

Eren sabía lo que significaba el encuentro con su hermana. Una pelea sin cuartel. Y efectivamente estaba siendo así, y a causa de ello, comenzaba a agotarse con el pasar de los minutos, y eso no era bueno para nadie.

Mikasa pudo incapacitar rápidamente a Farlan, que fue en ayuda del chico. Pero Mikasa no iba a permitir que nadie se interpusiera entre ella y su hermano.

- Hola... Hermano... - habló entonces cuando estuvo próxima a él, pero aquel saludo tan cariñoso no era un buen principio - Mamá me envía a saludarte... - Tras aquellas simples palabras, se abalanzó de nuevo sobre el castaño, lanzando ataques contra su persona una y otra vez.

Eren apenas tenía tiempo para reaccionar, y lo único que lograba, era defenderse, pero eso no evitaba que mermara cada vez más sus energías. Ciertamente su hermana lo conocía a la perfección, y sabía que tipo de ataques lanzar para debilitarlo aún más, para así acabar con él.

Su último ataque logró que lo lanzara por los suelos, y en pocos segundos la tuvo sobre él.

- Aún estás a tiempo hermano... Si te arrepientes y vuelves conmigo, intercederé ante madre... Podré salvarte... - Aconsejó la joven, pero ante la negativa de este, ella continuó con lo que se proponía - No me dejas más remedio Eren...

Pero antes de cometer cualquier acción en su contra se vio abruptamente sorprendida por la repentina huida de algunos de sus subordinados, quienes se dirigían hacia ella despavoridos.

- ¿Qué ocurre? VOLVED DE INMEDIATO A VUESTRA POSICIÓN ESTÚPIDOS - ordenó enfurecida ante sus acciones.

- M-Mi señora... Han... Han aparecido cuatro... cuatro... - estaba por confesarlo, pero fue en ese instante en el que apareció de nuevo aquello que tanto les asustó.

- ¿Pero qué demonios...?

Todos allí se asombraron, y muchos otros se aterrorizaron, porque ante ellos se alzaron cuatro entes en forma de féminas, que simbolizaban cada elemento de la naturaleza. Muchos de los presentes sabían lo que aquello significaba, problemas, mientras que otros lo vieron como su salvación.

Dichas formas se repartieron por el lugar, dejando así, inconscientes a todos y cada uno de los guardias que estaban allí, dejando únicamente en pie a Mikasa y a Eren.

- ¿Qué demonios eres tú...? - fue en ese momento en el que, esas cuatro figuras, se unieron en una sola, dándole la respuesta que buscaba - Eres tú... La reclusa 111... ¿No es así?

A Eren le impactó tal resolución, y se paralizó ante su presencia. Porque incluso en estos momentos en los que había tantos kilómetros que los separaban, pese a ello, Levi siempre estaba dispuesta a ayudarles.

La que era Levi, y Mikasa, comenzaron a pelear. La figura se movía rápidamente y hacía uso todos y cada uno de los elementos con un control total sobre ellos, haciendo ataques combinados, repeliendo y devolviendo los ataques que la azabache le prodigaba, y cuando esta estuvo tirada en el suelo, agotada en gran parte a causa de la contienda, su oponente habló con voz de ultratumba.

El monstruo que habita en mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora