Prólogo

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Un padre soltero a ojos de muchos sería un desastre andante, y casi siempre lo era, aun así tenían una segunda opción: niñeras, las chicas que cuidan a los pequeños cuando sus padres tienen que trabajar o solo para darse un pequeño respiro.

Las niñeras son de mucha ayuda para quienes son padres solteros.

O eso quería pensar uno de los tantos padres solteros. Dos hombres se encontraban en una cafetería hablando tranquilamente, bueno al menos uno de ellos estaba tranquilo.

— ¡Necesito una Niñera! .– Exclamó un hombre de veinticinco años, cabello rojo y ojos esmeralda.

— Tranquilo, ¿Qué pasó con la anterior niñera? — Preguntó curioso el otro hombre de cabellos azabaches y ojos azules tomando un sorbo de su café.

— No soportó las pequeñas bromas de mi niño. — Contestó con ambas manos en sus cabellos rojizos, escuchó la risa de de quien tenía al frente.

— ¿Pequeñas? — Dijo irónico, el de ojos esmeralda bufo.

Ari dio una ligera risa negando con la cabeza divertido, alzó la mirada para ver a su contrario.

— De acuerdo, lo acepto, es algo terco pero el no siempre es así, no conmigo al menos. — Tomó la taza que tenía enfrente suya para darle un sorbo a esta.

— Pues no me ha hecho nada así que no puedo quejarme. — Dejó su taza de café a un lado y tomó una de las galletas que habian traído recién.

— Por que le agradas. — Contestó dejando su bebida de lado, dio un suspiro tratando de calmarse.— No sé por qué no le agradan las niñeras. — Comentó sin ocultar su frustración.

— Tal vez no quiera una niñera. — Dio un mordisco a su galleta después de remojarla en su café unos segundos.

— ¿Huh? — Miró a su mayor y ladeó la cabeza confuso.— ¿De qué hablas? — Preguntó.

— Quizá no quiera a una chica que lo cuide, quizá quiera una madre o .– Escuchó un quejido del contrario aporreando su cabeza contra esa mesa.– Lo intenté.

— Ya te dije que no quiero una relación en este momento, la madre de mi hijo quiso abortar y además casi ninguna chica quiere andar con un padre soltero. — Excusó alzando la mirada y tomando de nuevo su taza para beber un poco.

— ¿Quién dice? Hay chicas que mueren por estar contigo pero tú ni caso les haces. — Le dio un segundo mordisco a su galleta está vez sin remojarla en su café.

— Tal vez, pero esas chicas solo me quieren por el dinero y no pienso confiarle a mi hijo a alguien que solo le importa lo material. — Excusó vagamente, alzó la mirada y coloco sus codos en la mesa.

Entrelazo sus dedos y los acercó a su rostro ocultando su boca y naríz, sus ojos estaban clavados en el café el cual bebía su amigo como si fuera lo más importante que había, dio un suspiro a la vez que cerró los ojos.

— En parte puedes tener razón, pero tienes que darte otra oportunidad de amar de nuevo. — Metió el resto de su galleta a su boca y tomó su taza de café.

— Quizá, pero ¿Y si no acepta a mi hijo? — Preguntó en voz baja, aun así fue lo suficientemente fuerte para que el azabache lo escuchara.

— ¿Si no lo acepta? — Repitió dejando su café sin darle un sorbo.— Pues no será la indicada, esa persona llegará cuando menos te lo esperes, quizá hasta este en tus narices y tú ni en cuenta. — Volvió a alzar su taza está vez dando el sorbo que tanto deseaba.

— ¿Estás tratando de decirme que te gusto? — Bromeó haciendo que el contrario escupiera su café de forma exagerada mojando un poco al contrario.– ¡Oye!

✎ Babysitter Wanted • [Spartor] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora