Volví a entrar al pub, blanca como una pescadilla por todo lo que había hablado con Morgan. Me acerqué a la mesa en la que estábamos sentados.
-Necesito un trago.- Sarah se levantó para acompañarme a la barra. Los chicos seguían hablando y nos echaron una mirada, pero no dijeron nada. Mire a Alan antes de alejarnos y el me miró con el ceño fruncido como si intentara descifrar que me pasaba. ¿Acaso me estaba empezando a pasar lo mismo con él?, desde que llegué aquí siempre lo he tratado como un amigo, como lo que es. Pero después de la charla con Morgan ya me lo estaba empezando a replantear. Como dijo Sarah, Alan es muy atractivo y como es obvio me siento atraída por el, no lo voy a negar, me derrite cada vez que me mira con esos ojos verdes y me sonríe con esa sonrisa pervertida que tan nerviosa me pone. Es muy amable conmigo, y pasamos mucho tiempo juntos. No sé si quizás esté empezando a sentir algo más que amistad. Ha sido todo tan rápido e intenso que no estoy segura de nada. Puede que este confundida por todo lo hablado con Morgan y solo tenga que despejar un poco la mente, y dejar de pensar en Alan y en Cameron.
-¿Que ocurre? ¿estas bien?- dijo Sarah confundida mientras le hacía una señal al camarero de detrás de la barra para que se acercara.
No pude decir nada, el nudo vuelve a mi garganta intentando aguantar las lágrimas. Y empiezo a llorar. Me estoy volviendo una sensible.
-Oh vamos Lea ¿qué pasa?- dijo Sarah mientras me tocaba el hombro intentando consolarme. Ya con un hilito de voz pude decir.
-Es Cameron, lo he perdido para siempre.- Ni siquiera sabía si eso era así, pero era la sensación que me daba. Sarah me miró sorprendida y con expresión de disgusto.
-¿Ha muerto? Oh por Dios Lea.- Dijo con los ojos como platos.
-Oh no, no digas eso.- solté una risita. Sarah tan dramática como siempre. -Es solo que jamás seremos más que amigos y ahora ya lo tengo claro.- Sarah me miró moviendo la cabeza.
-Nada está perdido para siempre, Lea. Si tiene que ser, será. Las personas que están predestinadas a estar juntas, lo acaban estando. - me regaló una sonrisa. Me miraba con pena. Nunca me había visto llorar por un chico. Ni siquiera cuando me enteré de la infidelidad de mi ex novio. Sarah tan profunda como siempre, pero supongo que tenía razón. Si Cameron y yo debemos estar juntos lo estaremos. Y si todo esto ha pasado es que en realidad no estamos destinados a estarlo, por mucho que lo quiera. Tendría que dejarlo ir, y ser como siempre, buenos amigos. No se si todo esto de mis sentimientos hacia él debería saberlo, o no, porque sería complicar las cosas innecesariamente. Haría que los dos sufriéramos por no poder estar juntos y no poder vernos. Vivimos en estados diferentes y a cientos de kilómetros y hasta ahora nunca he creído en las relaciones a distancia.
-Puede que tengas razón. Siento haber llorado.- Ni siquiera se porque me disculpé. Ya me había calmado un poco. Tenía que calmarme no podía volver a la mesa con esta cara. Sarah me tendió su mano con el tequila que había pedido. Yo lo cogí y le di un trago. Mi garganta ardía.
-No te disculpes por llorar, por Dios Lea. -Siempre decía por Dios y ni siquiera era cristiana, inconcluencias de la vida. Sarah levantó su vaso y lo chocó con el mío. -Por el destino. - No pude evitar soltar una risa, simplemente Sarah siendo Sarah.
-Por el destino.- repetí, aunque no se si en realidad yo creía en él.
Volvimos a la mesa y nos sentamos con los chicos de nuevo. Note la mirada de Alan clavada en mi.
-¿Estás bien?- me dijo en voz baja para que lo demás no se enteraran, aunque ya estaban de nuevo metidos en sus conversaciones.
-Perfectamente.- solté. Soné un poco seca, así que le sonreí para arreglarlo. A el no pareció convencerle.
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Unexpected
RomanceLea West, una chica de 18 años que acaba de graduarse, se muda a Los Ángeles para estudiar en la universidad. Convivirá con su alocada prima Sarah y conocerá a personas con las que aparentemente no tiene nada en común. Lea tendrá aprender a no juzg...