Capítulo 6

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-¡Leaaaaa!- gritó Noah por quinta vez.

-¡Ya vooooy!- grité desde mi habitación. No podía creérmelo, estaba ahí mirando mi habitación casi vacía, había quitado todo para llevarlo a mi nueva casa, lo único que seguía intacto era la cama, el armario y el escritorio. Me acerqué a Elvis acariciandole la cabeza. -No me eches mucho de menos- le dije dándole un beso en su cabeza peluda. Se tumbó en el suelo mientras yo salía. Pobre Elvis, no podía dejar de mirar la cara de tristeza que tenía. No sé cómo sabía que me iba pero lo sabía, supongo que los animales tienen un instinto para saber esas cosas.

-Ya estoy ¿dónde dejo la última caja?- dije acercandome al coche.

-Damela, voy a ponerla en el maletero- dijo Noah mientras me quitaba la caja de las manos.

Mientras tanto Sarah estaba sentada en el asiento del copiloto con la música y el aire acondicionado puesto, usando el móvil. Seguramente se estaría haciendo alguna que otra foto.

-Llámame inmediatamente cuando llegues allí, y no te olvides de llamarme todos los días.- dijo mi madre mientras me abrazaba hasta casi ahogarme.

-Si mamá, te llamaré todos los días- le dije mientras intentaba soltarme de sus brazos.

- Te quiero.

-Yo más, mamá.

-Adiós chicos- se despidió mi madre de sus sobrinos mientras yo me acercaba a Emma.

Me despedí de mi hermana por ... no sé ni cuantas veces nos habíamos despedido ya, se me había derramado una que otra lagrimilla.

No es raro en mi, es cierto que no soy muy sentimental pero cosas como esta me hacían llorar como un magdalena. Recuerdo que en secundaria me fui de intercambio a Italia y cuando tuve que despedirme de mis compañeros italianos lloré hasta quedarme seca.

Odio las despedidas. No llamadme exagerada, se que los voy a volver a ver a todos, pero joder, me voy a cientos de kilómetros. Pasaría bastante tiempo hasta poder volver a verlos.

-Cuéntame cada detalle y espero que cuando vengas la próxima vez, traigas a un tio buenorro al que llames novio.- dijo mi hermana mientras me montaba en el coche. Bajé la ventanilla y le guiñe un ojo.

-Traeré dos, uno para mi y otro para ti- dije mientras nos reíamos.

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Habíamos salido muy temprano y llegaríamos a Los Ángeles sobre las once de la noche. Yo tenía ya el culo dormido y solo habían pasado tres horas de viaje. Nos habíamos parado a hacer un descanso y a tomarnos un café en una cafetería que habíamos encontrado por el camino. Yo sólo pensaba en llegar ya a Los Ángeles, ya estaba cansada de tanto viaje y eso que solo acabamos de empezar.

Las próximas cuatro horas me las había pasado durmiendo, pero ahora me tocaba conducir a mi, así que Noah se puso en los asientos atrás y Sarah de copiloto para darme charla.

Noah cayó rendido, ahora podríamos hablar tranquilamente.

-Bueno, piensas contarme lo de aquel chico al que te estabas...ya sabes- dije mientras miraba el GPS para no desviarme del camino y revisaba por el retrovisor que mi primo estuviera dormido y no se estuviera enterando de nada.

-Vale, a ver por donde empiezo- me dijo mientras miraba hacía la parte de atrás revisando de nuevo si Noah estaba dormido, no creo que le gustara enterarse de las experiencias sexuales de su hermana pequeña.- ¿Te acuerdas de los Clark? los mejores amigos y compañeros de trabajo de mis padres, que tienen dos hijos más o menos de nuestra edad.

-Mmm- hice una pausa para recordar algo, sé que mis tíos trabajan con ellos y bueno todas las veces que mi prima me ha contado lo buenorros que están los Clark- Sé que esa familia tiene buena genética, sólo salen halagos de tu boca hacía ellos.-Dije bromeando. Los conocía de mi infancia, era muy pequeña y tengo recuerdos escasos, pero de algo si me acordaba. Las últimas veces que he venido de visita no los he visto, así que si los viera ahora mismo no tendría ni idea de quienes son.

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