Terminando de acomodar unas ruedas nuevas en un estante, oía como el gerente Oka conversaba con un cliente que acababa de llegar. Hasta que, por curiosidad de oír una voz femenina, volteó a ver. Y había dado en el blanco, se trataba de una chica. ¿No era compañera de él?
Cayó en cuenta que iba para reparar una tabla que, incluso desde allí, no se veía de lo mejor posible. ¿Pero cómo no ayudar a una dama en apuros?
—¡Por supuesto!
Exclamó a la par en que se ponía de pie de un salto, llamando su atención.
—¡Y yo seré el encargado de arreglarla!— se señaló con un dedo pulgar, y sintiendo su corazón latir a todo lo que daba. Finalmente había logrado llamar la atención de una muchacha. Bueno, de esa manera.
—¿En serio?— preguntó comenzando a emocionarse.
—¡Claro!— aproximándose, examinó la tabla aunque no fuera necesario; estaba muy claro para él los arreglos que requería —Soy Reki Kyan, estamos en la misma clase— sonrió volteando a verla.
—Lo sé, y yo soy _____ Miura, por si no lo recuerdas— asintió.
Era demasiado obvio el hecho del por qué se había presentado el chico; no recordaba su nombre. Y lo confirmó aún más cuando este mismo soltó una risita apenada, apoyando una mano por detrás de su cabeza.
—¿Así que te gusta patinar?— volvió al estado anterior.
Por como se veía la apellida Miura, era complicado imaginaria patinando. Parecía más de pasarse el día haciendo tarea tras tarea y, cuando la acababa por completo, buscaba meterse en algún libro aburrido. No por nada esa sorpresa agradable.
—Sí, podría decirse— asintió dibujando una pequeña sonrisa, mientras volvía a ver su patineta vieja —. Me enseñó mi tío hace varios años.
—¡¿Es skater profesional tu tío?!— gritó con los ojos abiertos de a par.
—No— negó divertida —. Me enseñó en base a un tutorial que vio— rio tras ver el semblante de confusión de Reki.
—Que forma tan peculiar— hizo una cara extraña estando aún confundido, mientras le causaba más gracia a la chica.
Mientras tanto, el gerente Oka los miraba sin decir nada. Bajó la mirada a sus pies, encontrándose con Sketchy. Se agachó a agarrarlo y ponerlo sobre el mostrador. Allí mismo, el pequeño perro caminó hasta donde estaba apoyada la mano del de cabellos rojos, concentrado en su conversación. Y lo mordió, provocando que gritara y espantara a _____ de ese acto inesperado.
Tanto el hombre como el animal, se habían dado cuenta de que el skater intentaba algo. De cualquier modo, no le funcionaría.
Reki miró de mala gana a Sketchy, tomando la zona afectada y apoyándola sobre su pecho.
—Entonces...— interrumpió la Miura —, ¿para cuándo estaría mi patineta?
—Una semana mínimo, dos máximo— dijo volviendo a ella.
—Bien... Lo que sea necesario para que quede bien, ¿no?— intentó animarse de todo lo que tendría que esperar. A parte, le resultaba demasiado, pero quizás tenía otros trabajos que terminar y debía de hacer tareas para la escuela, lo cual dudaba.
—¡Quedará como nueva!
Aseguró el apellidado Kyan, logrando hacer que una sonrisa pintara sobre los labios de la muchacha.
—¿Por qué tanto tiempo le has dicho?
Preguntó el mayor, tras ver como la chica se alejaba de la tienda y el adolescente se sentaba en la butaca frente a él.
—Entre más tiempo, más tiempo podré verla— sonrió de oreja a oreja, sintiéndose feliz de su plan.
—Con razón le dijiste que viniera cada que pudiera así veía el procedimiento— se cruzó de brazos, también sentándose en su lugar.
—Hay que ser inteligente. Serán como citas indirectamente. ¡A parte es skater! ¡¿Sabes lo difícil que es encontrar a una chica que le guste y ande en patineta?!— exclamó exageradamente.
—¿Acaso ya planeaste una vida junto a ella durante esos minutos?
—No, porque no pienso de esa forma en el futuro. Quizás algún día nos casemos mientras patinemos— dijo pensativo y con una sonrisa aún en el rostro, siendo una idea demasiado fantasiosa e hipotética.
Sketchy que seguía sobre el mostrador, se acercó a Reki a morderle su otra mano, ya habiéndolo vuelto a cansar y aprovechando el hecho de que estaba distraído.
—¡Ah!— gritó por vez consecutiva a ello.
El gerente Oka rio un poco para retirarse llevando en brazos al pequeño animal consigo, dejando al muchacho quejándose del dolor solo. Cuando se le fue calmando, volteó a ver la patineta y la analizó más a fondo. Fue dibujando una gran sonrisa de nuevo en su rostro. Quizás esa podía ser la única oportunidad que iba a tener con una chica en toda su vida, y no iba a desperdiciarla ni dejarla ir fácilmente. Se sentía emocionado.
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INCREÍBLE SENSACIÓN |Reki Kyan y tú|
AléatoireIncreíble sensación era aquella que sentía al patinar, y más si era a su lado. Increíble sensación era cuando se divertían y pasaban el rato juntos. Increíble sensación era el momento en que sus corazones comenzaron a latir rápidamente por el otro. ...