Capítulo XI

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_____ observaba como Reki hacia lo mejor posible para imitar los trazos del dibujo de la anterior patineta. Le resultaba hipnotizante, y más si estaba cansada. Realizaba un gran trabajo el muchacho. Reacomodó su cabeza sobre la palma de su mano, para alzar durante cortos segundos al rostro de él, notando su concentración.

Admitía que era lindo.

Y dio un largo pestañeo, aunque pasó de inmediato a no abrirlos. Seguía consciente, y hacia lo mejor posible para volver a abrir los ojos, pero se le complicaba. A parte de la calma que comenzaba a brindarle estar allí y a su lado, y el hecho de no descansar bien durante esa madrugada, dificultaban el nivel.

—_____, ten cuidado, tal vez te caigas así.

Escuchar la voz de Reki, hablando despacio para no molestarla tanto, separó sus párpados, dedicándole una mirada cansada.

—Parece que una hora te afectado— comentó dibujando una sonrisa graciosa.

—Ver una carrera tan genial me ha afectado— dijo soltando una ligera risa, aún en el mismo estado y pasando una mano por su rostro, para intentar despejar el sueño. Pero seguía siendo algo imposible.

—Si quieres duerme un rato. Yo te llamaré— avisó retomando su labor de seguir dibujando, todavía con una mueca positiva plasmada en sus labios, pero con un significado más amigable.

La apellidada Miura vio que estaba cerca de acabar el dibujo, lo cual le dio idea para hablar.

—Cuando acabes, me despiertas. O si llama mi mamá antes— sacó su celular de un bolsillo para dejarlo sobre la mesa —, también.

—¡Anotado!— y su semblante cambio a uno como si hubiera metido la pata, pero la muchacha no se inmutó en lo más mínimo. De lo contrario, se acomodó sobre ese mismo mueble, posando sus brazos y apoyando allí su cabeza, quedando en la dirección opuesta al de cabellos rojos.

—Gracias...— murmuró para cerrar tranquila y nuevamente los ojos.

Pero antes de que pasara siquiera un minuto, se oyeron unos golpes a en la puerta, lo cual tomó de sorpresa a ambos, más que nada a _____, que reaccionó asustada. Parecía que el sueño finalmente se había ido.

—_____, tu mamá llegó a buscarte— avisó Koyomi desde el otro lado.

—¡Bien, bien, ya salgo!

Y la menor se retiró.

—Bien, te acompaño— informó el de apellido Kyan, poniéndose de pie y estirándose un poco.

—Si no te resulta una molestia, bueno. Gracias— asintió dibujando una pequeña sonrisa, para tomar su celular y ver nuevamente la tabla —. Whoau, realmente me va gustando cómo está quedando. Quisiera dibujar como tú, Reki— expresó volviendo a él.

—Practica, nada más, creo— movió los hombros, halagado de sus palabras de cualquier manera, sólo que no supo qué responder exactamente.

Y volvieron a ingresar a la casa para ir a la puerta principal. Pero, antes de llegar a ésta, se escuchaban dos personas conversando en el living. La Miura ya sabía de quién se trataba exactamente la otra voz a parte de la madre del chico.

—Me alegra saber que se junta con gente tan simpática. Ella es demasiado tímida para hacer nuevos amigos.

Frunció ligeramente el ceño para, tras asomarse por el umbral, ver a su progenitora hablando con la señora Kyan.

—Oh, ahí están. Vengan chicos. Reki, saluda a la madre de ______— habló Mansae, sentada a un lado de la otra mujer.

—¡Buenas tardes, señora Miura!— e hizo una gran reverencia. Estaba algo nervioso, pero no era motivo para no sonreír. Quería caerle bien —Su hija se parece mucho a usted— comentó.

—Ay, no cariño, yo soy más bonita— agregó la recién llegada en un tono de gracia —. Salió igual a su padre ella, sino créeme que ya tendría novio— rio, contagiando a la madre del muchacho.

______, quien permanecía callada, arqueó una ceja mientras tenía un ligero rubor sobre sus mejillas. Por su parte, Reki giró a ella, notando su rostro. Se le acercó un poco a la par en que pasaba un brazo por sobre sus hombros.

—No te preocupes, tú eres más bonita— susurró.

—¿Qué? No me afectó eso, siempre lo dice— susurró al igual que él —. Pero gracias por el intento de animarme— y giró nuevamente al frente, aún sonrojada, pero ahora debido a la cercanía.

—Que raro. La primera vez que vino aquí pensé que era novia de Reki. Pero me llevé una gran desilusión— agregó la señora Kyan, haciendo un movimiento con una de sus manos, parando de reír poco a poco.

—A mí, _____ llegó contenta a casa el otro día porque decía que Reki la consideraba su amiga. No me imagino cuando caiga con la noticia de que tiene novio— comentó como si no estuviera su hija allí. A parte, no le había prestado atención al abrazo que había formado el muchacho.

—O que sea mi Reki— y el nombrado también parecía no estar presente.

—Ya veremos qué nos depara el destino. Igual, se ven como unos grandes amigos.

Y de ahí derivaron a otros temas.

Al ver que se venía una larga charla, Reki invitó a _____ a tomar asiento ahí mismo y quizás conversar algo como las dos mayores.

—Que locuras dijeron, ¿no?— dijo el de cabellos rojos, queriendo saber la opinión de la Miura.

—Y muy descabelladas— agregó, a la vez en que, recién en esos momentos, el sonrojo iba desapareciendo, siempre y cuando no volteara a ver directamente al Kyan, que seguía de igualmente cerca de ella.

—Entonces, ¿te gustaría salir a pasear uno de estos días?— ofreció cambiando de tema, y diciendo algo que salió espontáneamente.

—Claro.

Y ambos sonrieron al voltear a verse al mismo tiempo, lo cual provocó que tuviera otro ligero rubor sobre sus pómulos, y el muchacho pensara que se debía a él. Después de todo, no veía otra respuesta. Y fingía ignorar ese hecho.

 Y fingía ignorar ese hecho

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INCREÍBLE SENSACIÓN |Reki Kyan y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora