–A la cuenta de tres. –habló un hombre vestido de traje, y con un sombrero fedora, él sonrió y expulsó el humo del puro a la cara de su oponente.
–Cuando quieras, viejo. –sonrió la chica alzando su copa snifter e ignorando el olor a puro.
–Ten cuidado con lo que dices, tuerta.
Ambos chocaron sus copas y bebieron el whisky de un trago, la joven notó como la bebida quemaba su garganta pero soltó un suspiró de satisfacción mientras que el hombre frente a ella comenzó a toser. Sus guardaespaldas le atendieron rápidamente pero él alzó la mano, negando su ayuda. Miró a la joven y sonrió. La sala estaba en penumbra y sólo les alumbraban unas velas que habían encendido, para darle un toque de misterio al encuentro.
–Eres buena, Aries. Veo que sigues en plena forma. –sonrió mientras hacía un ademán a sus hombres. Uno de ellos dejó un maletín en la mesa frente a ambos, y luego se apartó. –Aquí tienes lo que has pedido.
–Es bueno ver que todavía quedan hombres de palabras. –Aries comentó mientras abría el maletín.
Los integrantes de la habitación fueron sorprendidos cuando alguien encendió la luz, rompiendo el momento. La que interrumpió fue una mujer de avanzada edad con una escoba en la mano, gruñó al ver la situación y comenzó a propinar escobazos a los dos hombres vestidos de traje consiguiendo que salieran corriendo de la casa.
–¡Aries! Te he dicho muchas veces que no le sigas el cuento. –habló la mujer algo alterada. –¡No me digas que has vuelto a beber whisky! ¡Damián Moretti!
–Necesitaba volver a saborear el sabor, querida. –se excusó el hombre algo nervioso.
–Tú sigue saboreando y acabarás como tu primo, bajo tierra. Ya sabes que el médico te prohibió el alcohol por tus medicinas.
–De acuerdo, no volverá a pasar. –dijo Damián resignado, por no oír más las quejas de su mujer. –Pero llamaré a los chicos, no ha estado bien que les pegues con la escoba.
–Ya, ya. Aries, ayúdame a recoger esto.
Aries ayudó a Eliza a recoger las copas y las botellas de whisky que habían sacado del armario, una vez fueron guardadas de nuevo, la joven ayudó a la mujer a recoger la cocina y a fregar las copas que habían usado mientras Damián hablaba con sus amigos.
–Gracias, Aries. Gracias a ti Damián se divierte como si fuera un jovenzuelo.
–No es nada, ya sabe que me gusta venir a verlos. –Aries sonrió divertida. –Además, me gusta oir sus historias de cuando era el capo di tutti capi.
–Lo sé. Todavía me acuerdo cuando nos dijiste que te unirías al ejército, en ese momento pensé que le daría un ataque al corazón. –dijo Eliza con una sonrisa. Al final ambas terminaron riéndose en la cocina, Damián las escuchó y solo pudo sonreír mientras encendía la televisión. –Una pena que dos años después ocurriera aquello.
Aries llevó su mano a su ojo derecho, donde tenía un parche negro sujeto a su cabeza por una goma elástica del mismo color. Sonrió y miró a la anciana para evitar que se preocupara por aquello, había pasado hace tres años, ya lo había superado.
–¿Cómo vas con el empleo? Ya sabes que si necesitas trabajo, Damián puede mover algunos hilos y darte uno.
–Lo sé, pero no hace falta. He encontrado trabajo como niñera, mañana tengo la entrevista para ver si me cogen. –Aries sonrió emocionada. –No te preocupes, todo saldrá bien.
–Eso espero, no puedo evitar preocuparme por ti.
–Y te lo agradezco.
Ambas se dieron un corto pero emotivo abrazo en la cocina, cuando terminaron de limpiarla fueron al salón donde Damián estaba viendo películas antiguas y no paraba de gruñir mientras se quejaba sobre que algunas cosas no eran así realmente, algo que hizo sonreír a ambas mujeres.
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Esta niñera es un peligro
Teen FictionAries Moretti, una joven con experiencia militar es contratada para ser niñera de los hermanos Woolf, hijos de famosos empresarios. La joven deberá cuidarlos durante el tiempo que dure el viaje de negocios del matrimonio en Escocia. Al principio to...