Capítulo 3

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Aries solo pasó unos días en la mansión Woolf y pudo notar un extraño comportamiento en Tyler cuando regresaba del instituto. Intentó hablar con él pero el chico se negaba y se encerraba en su habitación hasta la hora de la cena, y luego se volvía a ir. También intentó hablar con Clarissa pero esta se negaba a hablar con ella, y prefería irse con sus amigas.

–Esto será complicado. –susurró Aries viendo como Clarissa se reunía con sus amigas en la puerta de su casa, y se marchaba sonriendo. –Pero que muy complicado.

Salió de su habitación en silencio y cerró la puerta tras ella, para evitar curiosos, no quería que descubrieran el arma que escondía ni para qué la usaba. Bajó las escaleras hasta llegar al salón donde se encontraba Tyler jugando a un videojuego en la Play.

–¿A qué juegas, Tyler? –preguntó Aries con una sonrisa, y sentándose en el sofá de al lado.

–A God of War. –susurró viendo por un instante a su niñera, y después volvió su vista al televisor.

–Interesante. Yo jugué en su día, a decir verdad, he jugado a todos los que han sacado.

Eso llamó la atención de Tyler y miró curioso a Aries, la joven notó que parecía querer preguntarle algo pero no se atrevía. Por lo que le comentó que si tenía alguna duda no dudara en preguntarle, estaba dispuesta a ayudarle en lo que sea.

Tyler sonrió levemente y al rato pidió ayuda a Aries para pasarse una misión. Ambos estuvieron jugando hasta que se hicieron las seis de la tarde, el tiempo había pasado volando para la joven del parche, Aries notó como Tyler se puso nervioso, y abandonó el salón rápidamente.

–¿Qué le ocurre? –preguntó confundida por el comportamiento del joven.

–Deberá haber olvidado hacer sus deberes. –comentó Cristina barriendo el salón. –Suele quedarse hasta tarde haciéndolos, aún no me puedo creer que le manden tantos deberes al pobre.

–Sí, yo tampoco me lo puedo creer. –susurró Aries mirando la escalera con desconfianza por donde se había marchado Tyler, había algo raro en él.

Al día siguiente Aries decidió acompañar a Tyler al instituto pese a que el joven se había negado. Se bajó del coche de su niñera y caminó cabizbajo hacia el interior de la escuela, Aries pudo ver lo que pensó, un grupo de tres chicos más mayores que Tyler lo miraron con una sonrisa antes de seguirlo al interior.

–Ya veo, ya. –susurró Aries marchándose con una sonrisa.

Durante todo el día Aries no hizo gran cosa, llevó a Tyler al instituto mientras que Clarissa decidió ir ella sola a la universidad. Al parecer le sería más difícil hacerse amiga de la mayor de los Woolf, sería difícil, no imposible.

No quería estar sin hacer nada por lo que se marchó a la cafetería de siempre para almorzar mientras esperaba que Clarissa o Tyler salieran, solo les quedaban una semana antes de tener unos días de vacaciones, donde esperaba poder ganarse la confianza de los hermanos.

Primero empezaría por Tyler.

Aries se sentó en una mesa al lado de la ventana, donde siempre se sentaba. Era su lugar favorito, desde allí podía ver a la gente que pasaba y si escuchaba bien, podía oír lo que ocurría fuera de la cafetería.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando una chica rubia y de ojos verdes se sentó en su regazo para abrazarla emocionada mientras chillaba. Aries se sonrojó al ver que todos en la cafetería la miraban y no dudó en tirar a la chica al suelo de un empujón.

–¿Pero qué haces, loca? –dijo Aries algo divertida pero también algo molesta.

–Dándote amor, Aries. Hace tiempo que no nos vemos. He tenido que saber que seguías viva gracias a Sara, sino, no me hablas desgraciada. –comentó la chica levantándose del suelo, y arreglándose su uniforme de camarera.

Esta niñera es un peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora