Capítulo 2

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Aries esperó a la familia en el gran salón en el que la dejaron, los muebles eran antiguos pero iban con el estilo moderno que tenía la casa. Una de las criadas le sirvió una taza de café y Aries agradeció con una sonrisa, bebió el café mientras esperaba a la familia.

Al cabo de unos minutos la familia bajó con otra ropa más acorde, y se sentaron en los sillones que habían frente a la chica. El primero en hablar fue el señor Woolf, sentado al lado de su esposa y sus hijos observaban a Aries curiosos por el parche que llevaba.

–Bien, empecemos con la entrevista. –comentó el señor Woolf. –¿Tienes el currículum vitae, el informe de vida laboral y tu Dni?

–Claro.

Aries cogió su bolso y de él sacó un sobre blanco que entregó al hombre junto con su Dni, uno falso pero con cosas verdaderas, lo único que no estaba era su verdadero apellido y usó el de su madre. El matrimonio leyó en silencio el informe y cuando acabaron no pudieron evitar sorprenderse por lo que habían leído, miraron a la chica bastante sorprendidos mientras Tyler cogió los documentos para leerlos con su hermana.

–¿Has sido militar? –preguntó el señor Woolf sorprendido.

–Así es. Estuve en el servicio militar desde los 18 años hasta los 24. Participé en la guerra de Limbert, donde afortunadamente ganamos. –dijo Aries sonriendo.

–¿Y por qué lo dejaste? –preguntó la señora Woolf.

–Tuve un accidente que me inhabilitó para seguir ejerciendo mis funciones como Coronel. –explicó con tranquilidad y sin perder la sonrisa al notar que todos miraron el parche. –He estado trabajando en otras cosas desde entonces pero creo que cuidar a los niños sería una gran experiencia, además de que soy bastante inflexible para algunas cosas.

–Me gusta. Tal vez así podrías hacer que Tyler sea un hombre de provecho, y no un ladrón de bolsos. –comentó el señor Woolf. –Por mí sí puedes trabajar con nuestros hijos.

–Por mi igual.

–¡Pero mamá! –exclamó la hija de los Woolf, inconforme con la situación. –Nos prometiste que iríamos con vosotros a vuestro próximo viaje.

–Lo siento, Clary. Pero deberás quedarte aquí con tu hermano, y deberás hacer caso a lo que diga la señorita Williams.

–Prefiero que me digan Aries, no me acostumbro a tanta formalidad. –sonrió.

–Lo que sea. –gruñó Clarissa viendo a Aries con odio, y ella ni se inmutó.

Los señores Woolf explicaron a Aries todo lo que debía saber sobre sus hijos; su comportamiento, sus gustos y algún que otro truco para convencerlos de hacer algo. También le dijeron que mañana se marcharían a un viaje de negocios a Escocia, así que debería estar en la casa a las nueve en punto.

Aries agradeció la oportunidad y después de dos horas, se marchó a su casa. Caminaba con una sonrisa hasta que un coche negro con las ventanas tintadas se paró al lado de ella, dos hombres vestidos de negro la cogieron de los brazos y la metieron en el coche, donde Aries suspiró sabiendo lo que venía.

–Hola, hermana. –saludó Gael con una sonrisa.

–Gael, te he dicho muchas veces que no me gusta que me recojas de este modo.

–Lo siento, hermana. –se disculpó con una sonrisa. –Pero el abuelo me ha contado que tenías una entrevista y no he podido venir a verte. Andando, chicos.

Gael dio la orden y el chófer comenzó a conducir en dirección a la mansión Moretti. Aries se relajó y se puso el cinturón, observó a los dos hombres que estaban sentados a cada lado suyo y no pudo evitar suspirar con una sonrisa, sabiendo lo que se avecinaba.

Esta niñera es un peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora