Capítulo 10

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Abrió sus ojos cansados, tratando de enfocar su vista en el lugar en donde se encontraba

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Abrió sus ojos cansados, tratando de enfocar su vista en el lugar en donde se encontraba. La luz del sol le daba en los ojos, por lo que el sonido de una queja débil escapo de entre sus labios, trato de moverse de aquel lugar; no fue sino hasta ese momento que se dio cuenta que sus manos estaban amarradas en la parte baja de su espalda.

─Es bueno que ya hayas despertado ____________.

La voz de Reiner cerca de donde se encontraba hizo que volteada su rostro hacia su dirección.

─Reiner, ¿Qué es lo que pasa? ¿Porqué estoy...?

No termino de preguntar, la mirada del Alfa rubio sobre el le incomodaba a un lado de Reiner se encontraba Bertholdt quien evitaba mirarlo a los ojos, los sucesiones que acaban de pasar llegaron a su memoria.
Los recuerdos llegaron de golpe las personas que se encontraban frente a él eran la causa de su desgracia, su soledad y sobre todo, los culpables en la muerte de su padre y su hermana. Había confiado ciegamente en ellos, creyendo que era igual a él, niños que acababan de perder todo lo que tenían.
Estaba colérico. La ira y la tristeza a niveles inimaginables. No servía de nada recordar la sonrisa de su padre, los mimos, los abrazos, su voz cuando cantaba, recordar a Beatrice su risas, burlas, abrazos, su protección ante los niños que le molestaban, la seguridad que lograba darle con tan solo una mano en su hombro.

Merecían haber vivido más tiempo, estar con el mientras creaban nuevas experiencias, reír y llorar juntos. Las familias perdidas e incompletas de Shingashina lo merecían.
Su feromonas se volvieron amargas captando de inmediato las miradas de Reiner y Bertholdt, ambos guiados por sus instintos primitivos queriendo ayudar a apaciguar la irá del Omega frente a ellos.

Podría ocupar la voz Omega pero su cuerpo estaba tan debilitado y la fuerza en sus feromonas no sería de utilidad.

─¿Para qué me han traído aquí? No les basto con haber engañado a todos.

Bertholdt bajo la mirada avergonzado, Reiner endureció su seño fruncido. Si no podía pelear, cuando menos intentaría hacerlos sentir mal con sus palabras.

─Vendrás con nosotros a nuestro hogar.

─Te puedo asegurar que no tengo porque ir contigo. No soy un titán ni tampoco soy portador de uno, no entiendo la realidad de tu plan Reiner.
Reiner chasqueo la lengua molesto ante la actitud fastidiosa que tenía. No lo culpaba, estaría de la misma manera si los rolles se invirtieran aunque una parte de él se sentía satisfecho por ello.

─Te demostrare cual es tu verdadero papel en la sociedad. No mereces todos los privilegios con los que has nacido por el mero hecho de ser un Omega, los Alfas somos fuertes, poderosos y la naturaleza nos ha dotado con los instintos necesarios para sobrevivir. En cambio los Omegas... sólo sirven para poder dejar descendencia.

─Una vez más vuelves a equivocarte Reiner, los Omegas no solamente somos incubadoras. Somos igual de fuertes que los Alfas cuando nos lo proponemos, no por el simple hecho de querer serlo como los Alfas, solamente en casos de verdadera importancia y cuando uno de los nuestros esta en peligro; al igual que los Alfas contamos con una voz especial, que en comparación a ustedes no causa estragos tan dolorosos ni traumas a cualquier otra jerarquía. Tenemos la bendición de poder dar vida, y si eso es algo que degradas no puedo entender como sigues mirado a tu progenitor todavía.

Sarang. OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora