Nieve Roja

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Nota del autor: Agradezco su paciencia en la actualización de la historia

Y justamente un momento después dejamos de jugar en la nieve, yo ya no tenía nada más que hacer, así que fui a comer al comedor, necesitaba tener fuerzas para patinar con el debido cuidado, realmente no quería ni lastimarme más o lastimar a alguien más, era algo que habría lamentado en todo momento. Una vez termine de comer fui a mi habitación para matar tiempo, estuve acostado mirando al techo lanzando una pelota repetidas veces por algunas horas, realmente estaba por quedarme dormido cuando escuche a alguien llamar a mi puerta, claramente Salí a atender y apenas lo hice me encontré con aquel padre que me había invitado a patinar.

–Buenas noches, supongo que ya es hora– Dije en mi tono amable de siempre, aquel hombre asintió con la cabeza y yo me fui por una chaqueta y mi taba de snowboard preferida, al salir estaban algunas personas allí esperando, la mayoría eran personas mayores que yo, todos parecían ser padres y yo estaba entre ellos, me sentía como un niño estando rodeado de esas personas, pero tenían un aire realmente agradable, así que me dejé llevar por ellos y les seguí, caminamos por un buen rato y al final llegamos a un lugar en medio de la noche, allí solo había un par de personas con una fogata encendida, habían unos cuantos troncos acomodados alrededor de la fogata para que los demás pudiéramos sentarnos.

Claramente lo hicimos, nos sentamos allí y todos comenzaron a contar sus experiencias, y a hablar sobre sus familias, porque justamente como lo había pensado yo ellos ya eran padres todos y cada uno de ellos, hablaba sobre lo difícil que era tener un hijo, y yo simplemente los escuchaba, no tenía ni idea de que decir en una situación como esa, aunque ellos notaron eso en un momento y me incluyeron en la charla con esta frase: Yair, tienes bastante pinta de un padre, te llevaste bien con la niña en un instante ¿Has pensado tener un hijo?.

En ese momento simplemente me atragante con mi propia saliva, en realidad jamás lo había pensado así que me tomó un momento pensar la respuesta a su pregunta –Pues en realidad no, no me gustan demasiado los niños, y tampoco he estado en una relación lo suficiente larga como para llegar a algo así, aunque a su debido tiempo me encantaría, por el momento no, pero luego–

Aquellos hombres rieron un momento y yo me les uní, era la respuesta que justamente ellos esperaban así que no se habían sorprendido y no se reían de mi si no que conmigo, seguimos la charla un momento, al final no me fue muy complicado unirme a ellos, pues comenzaron a hablar de todo tipo de temas en los que si tenía algo de experiencia o cuando menos tenía la posibilidad de responderles, cuando se hizo aún mas tarde y ya solo nos iluminaba la luz de la fogata y la nieve brillaba por el propio resplandor de la luna uno de aquellos hombres puso una caja frente a nosotros –¿Vamos a formar parte de un ritual satánico?– Pregunté en forma de broma y ellos comenzaron a reír, tenía la costumbre de decir las cosas más estúpidas en los momentos adecuados y esta vez no fue la excepción.

Para mostrarme exactamente lo que había en la caja la abrieron frente a mí y de ella sacaron una bengala roja, la activaron quitando el tapón superior y entonces me explicaron lo que haría, planeaban grabarlo y con esas bengalas claramente se vería mejor, yo sin preocuparme ni un poco decidí aceptar. Tome mi snowboard y la coloqué sobre la nieve, me entregaron una de las bengalas y la puse en mi bolsillo mientras ajustaba las correas de la patineta, cuando tomos estábamos listos saqué mi bengala, la encendimos todos y comenzamos a bajar, no eran novatos pero tampoco eran personas muy experimentadas, así que una vez el hombre de la cámara se acercó a mi decidí ayudar a su video aprovechando un montículo de nieve para hacer un giro en el aire, me salió bien pero me causó algo de dolor, siguieron descendiendo hasta que uno de ellos se chocó con otro y eso siguió en cadena terminando chocando todos, no había sido doloroso si no más divertido, quedamos prácticamente en donde mismo tirados en el suelo y riendo.

Ese fue un momento tan divertido que ni siquiera sentí demasiado el golpe, pero mi pierna sí que lo hizo, me dolió bastante pero preferí no decir nada para no preocuparles, ellos tenían sus familias así que no pudimos quedarnos mucho más y fuimos caminando a las cabañas, en ese momento todos los que se habían ido ya habían regresado, sin más decidí entrar en mi cabaña y apenas lo hice me encontré con Christian y Aela muy preocupados porque no me encontraban en la habitación y tampoco en las demás cabañas.

Aela fue la primera en levantarse, darme un abrazo y hablar allí mismo –Yair ¿A dónde se supone que fuiste? Estas herido, no debes salir– claramente acababan de regañarme, me causó gracia y únicamente correspondí a su abrazo, luego llego Christian y me miró a los ojos, solamente me saludo con su típica sonrisa y me invito a jugar baraja un momento, era tarde pero claramente acepté, Aela también lo hizo y de final Dayanna se nos unió, no tenía rencor ni nada similar, así que eso no me molestó, caminamos hasta mi habitación y se acomodaron sobre mi cama –Ya veo lo que planeaste Christian, van a hacerlo aquí para castigarme, después de todo yo tendré que limpiar luego– Negué con la cabeza di una pequeña risa, era muy claro el objetivo de Christian pero bueno, jugar con ellos sería suficiente divertido así que no me molesté demasiado.

Jugamos algunas horas y ya era momento de dormir, por lo que Christian y Dayanna se fueron a su habitación, aunque Christian claramente no se iría sin hacer de las suyas diciendo –Aela, ¿Por qué no te quedas en la habitación de Yair? Afuera ya está muy frio– luego de ello sí que se fue, a Aela se le notaba un sonrojo muy notable, yo acepte que se quedara y ella se quedó pensando en una respuesta.

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⏰ Última actualización: May 07, 2021 ⏰

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