La Bienvenida

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Aquel lugar era bastante vistoso, lo que más notable era un lago congelado por las temperaturas, algunas personas estaban patinando en aquel lago, por alguna razón se me ocurrió mirar a Aela, sus ojos parecían mostrar un brillo esplendido mientras miraba a aquellas personas patinar -¿Te gusta patinar Aela?- No tardó ni un poco en voltear a verme y responder a mi pregunta con una alegría bastante notoria.

-¿Qué si me gusta patinar? Patinar me encanta, estar sobre el hielo es como estar en el cielo, pero algo frio y resbaladizo, ¿me entiendes?- Al ver su emoción preferí no decir nada y solamente asentirle con la cabeza, me comenzaba a extrañar que Cristian no diera nada ni se metiera en la conversación cuando de la nada aparece detrás de nosotros abrazándonos a ambos –Vamos ya chicos, no me olvide de sacar una de mis chamarras térmicas y realmente tengo frio- Su comentario me dio risa y no pude evitar reír a carcajadas, luego de esto fuimos los tres por el equipaje sin olvidar nuestras preciadas tablas de snowboard y fuimos a la villa donde estaría nuestra pequeña cabaña donde estaríamos por algunos días.

Mientras caminaba a el lugar me encontré con una amiga de la infancia, hacia demasiado tiempo que no la veía y me sorprendió verla -¿Dayanna? ¿De verdad eres tú? Hacía muchos años que no te veía- Esta chica no dudo en soltar su equipaje para darme un abrazo, no me molestó ni un poco, de hecho me agrado bastante por lo que yo también deje caer mi equipaje y correspondí a su abrazo levantándola del suelo para darle un giro, luego de esto la deje nuevamente en el suelo.

-Han pasado años Yair, es muy bueno volver a verte , nunca espere verte en este lugar- Aquella chica nuevamente tomaría su equipaje y me miraría directo a los ojos –Yo digo lo mismo, pero es muy bueno verte aquí, nos vemos más tarde, tengo que ir a dejar mi equipaje- tomo nuevamente mi equipaje y me despido de Dayanna con una sonrisa notoria, una vez ella se va yo hago lo mismo y voy a la cabaña donde mis otros amigos estarían ya casi terminando de desempacar “?como fue que lo hicieron tan rápido?” pensé en ese momento, parecían haber acomodado todo a la velocidad de la luz, ahora yo me sentía mal por no tener ni un poco de mi equipaje fuera  -Yair, tu habitación es la segunda a la derecha subiendo las escaleras, apúrate para ir a tomar una comida al comedor- Yo solamente le saque la lengua para reírme y luego fui a donde este me dijo, llegue a mi habitación, aunque era pequeña era acogedora y no necesitaba más que eso para estar cómodo, me asegure de desempacar mi cosas de la mejor forma posible para al terminar ir a donde Aela y Cristian, ya estarían listos ambos y yo me sentía algo culpable por haberles hecho tardar un poco por haberme topado con Dayanna, aunque a ellos no parecían estar molestos y solo hambrientos me hicieron ir a el comedor donde tomaríamos una mesa un tanto larga, nosotros tres nos sentamos en una línea recta, primero estaría Cristian, Aela, y yo, mientras que nuestra comida llegaba a nuestra mesa vi pasar a Dayanna por enfrente de nuestra mesa -¡Dayanna¡- Grite para que me escuchara y una vez me dirigió la mirada le di una sonrisa –Ven, siéntate con nosotros- le guiño un ojo y esta chica no dudo en ir a sentarse a su lado, una vez lo hace mira a la mesa esperando a su comida, para mi esa chica parecía estar algo nerviosa por alguna razón así que se me ocurrió hacer algo para romper la tensión del lugar, hacer un broma que hacia cuando era aún pequeño, no la habría vuelto a hacer pero la situación daba el momento oportuno para hacerlo, de esta forma tome dos pajillas y las puse entre mis labios y mis dientes asimilando los dientes de una morsa, de esta forma comenzaría a actuar como una, así hasta el punto donde la risa me gano y deje caer las pajillas, al mirar a Dayanna estaba riéndose a carcajadas, esto me hizo sentir bien, luego mire a la derecha y allí estaban Cristian y Aela riendo de la misma forma, para mi suerte cuando levante la mirada el mesero justo estaría por entregarnos la comida y vio mi actuación riendo con algo de fuerza, pensé que la comida que traía  se caería pues la charola se movía de un lado a otro, duro casi un minuto riendo y luego nos entregó la comida, no era la gran cosa pero la comida no era lo más importante lo más importante sería el pasar tiempo al lado de mis amigos.

De esta forma tardamos aproximadamente una hora o quizás más tiempo porque no podíamos dejar de hablar del pasado, a todos nos habían pasado cosas divertidas en nuestras vidas y era el momento para contarlas, la noche comenzaba a caer y nosotros seguíamos hablando en el comer sobre nuestras historias, la garganta me dolía de reír tanto, nos habría gustado quedarnos más tiempo pero no fue posible pues debíamos dormir aunque fuera un poco para el día siguiente salir a patinar lo más pronto posible, así terminamos por salir del comedor pero apenas salimos los 4 de allí nos encontramos con una fogata donde estarían la mayoría de los snowboarders reunidos a su alrededor, había olvidado que se hacía eso todas las noches como una forma de convivir todos en el lugar, Cristian y Aela corrieron para sentarse en un tronco cercano a la fogata pues fuera hacia algo de frio, yo preferí caminar un poco de allí llegando hasta el lago congelado, en realidad a una banca situada en la orilla donde me senté a ve la luna que recién comenzaba a salir, desde donde estaba podía escuchar a las personas en la fogata hablar y cantar con una alegría que solamente en esos lugares se podían vivir, era algo de lo que adoraba, pero yo solamente quería ver la luna…

Nevada En Mi Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora