CAPÍTULO 6

42 5 6
                                    


¿Cuánto tiempo ha pasado?

Fue una semana entera viviendo con un muñeco gigante con vida propia.
No era un hecho de que fuese cómodo, pues era como una nueva especie inteligente lista para ser educada por alguien que no sabe cómo hacerlo. Ese alguien era yo.

Lo primero que había ideado fue una serie de repeticiones con explicaciones, la cual al principio había sido un éxito rotundo, ahora solo imitaba todo lo que yo hacía. Seokjin era como un niño, tan curioso del mundo que no sabía por dónde empezar.

Una semana, donde día tras día sus actitudes eran nuevas, su forma de ver el mundo era diferente ahora. Quizás un poco. Un chico que al principio todo le resultaba temeroso, ahora se vuelve más confiado, como un chico normal. Claro, eso en mi corazón no sonaba perfecto, era una especie de preocupación insignificante por su futuro, temía que cometiera un error y fuera capaz de repetirlo pensando que es correcto.

¿En verdad Seokjin tenía sentimientos?

El poco tiempo que he estado con él, ha mostrado felicidad, temor, curiosidad, e incluso lo ve visto quedarse en silencio ante un atardecer, como si su cabeza pensara, como si su corazón se hunde cuando estás nostálgico. Su mirada era única, una brillante, muy interesada en todo. Me hacía sentir feliz, en plenitud con solo verlo tranquilo viendo lo que más le gusta, lo que más me gusta.

Jackson nos ha visitado. A ambos. Él aún estaba tan perplejo, aún le costaba creer que tenía un ser humano, si es que así se pueda considerar, porque lo parecía.
Jackson se dejó tocar, se dejó analizar por Seokjin muchas veces, y me di cuenta que el muñeco ama comparar. Lo descubrí tomando la pata de Rapmon junto con la mía. Me reí tanto que Seokjin se quedó confundido.

—¿Aún no ha dicho alguna palabra? — habló en susurros mi buen amigo.

—No. Ni siquiera puede hacer un sonido — respondí. Seokjin regresó con un lápiz que le entregó a Jackson. Éste no supo qué quería.

—Le encanta ver la caligrafía y dibujos — Jackson sonrió al escuchar tal cosa —Créeme, me hizo dibujar casi toda la casa — reí ante los recuerdos. Seokjin trayendo todo lo que se encontraba en sus narices para que yo pueda plasmarlo en papel, con dibujos pequeños, pues no tenía hojas suficientes para hacerlo todo.

Seokjin fue y regresó con un destornillador y lo puso en la libreta, justo enfrente de Jackson.

—¿qué tanto te ha pedido dibujar? — preguntó Jackson.

-—Amm... Una lámpara, el perro, el mismo destornillador, un vaso con agua, un repuesto de otro muñeco, incluso me pidió que dibujara la fábrica —. Jackson quedó en silencio un momento.

—Entonces sólo escribiré — se inclinó ante el papel y escribió rápido la palabra destornillador.

Seokjin se puso de pie con sus ojos abiertos y corrió por otra cosa.

—¿así siempre reacciona? — preguntó Jackson.

—Claro —.

Regresó con la misma parte del muñeco, una cabeza rota, hueca por dentro. Jackson describió aquello, probando con una nueva caligrafía para sorprender a Seokjin. Claro este lo hizo. Volvió a levantarse y consiguió un foco fundido de mi basura.

Jackson parecía que se estaba divertiendo, viendo a Seokjin brillante le daba ternura.
Pronto tomó al perro dormido y lo levantó. Lo llevó hasta nosotros, asombrados de que eran las mismas cosas que yo dibujé.

Las mismas.

Jackson describió al perro, como un acto normal, pero él también se había quedado en silencio.

𝙀𝙡 𝙘𝙖𝙡𝙤𝙧 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙥𝙤𝙧𝙘𝙚𝙡𝙖𝙣𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora