La verdad, no pensé que un enorme muñeco apareciera en mi vida tan de repente cuando fui -como de costumbre- a ese deposito de chatarra fuera de la fábrica. Desde ese día, hace 5 meses, supe que era mi rescate absoluto.Un enorme muñeco robótico que afortunadamente estaba en buen estado, sólo que desprendido de sus extremidades y unas aberturas por aquí y por allá, muy pesado, de suave porcelana y, sobre todo ¡Complejo!
En mi vida jamás me había tocado algo tan difícil de completar para ganar dinero. Fueron meses de arduo trabajo y estudio para ésta linda decoración. Seokjin, como lo había llamado yo, estaba casi listo para ser vendido. No podía esperar más para poder ganarme el dinero que merecía, pero estaba consciente de que puede resultar fatal esta decisión, pues la policía sabe bien que los productos revendidos de la fábrica es ilegal.
Aún así, de cierta forma eso no me aterraba tanto.
Abrí las puertas de mi armario viejo viendo a Seokjin envuelto en sábanas sucias como un bebé gigante. Tal y como lo había dejado, en posición fetal con su rostro descubierto. Lo tomé entre mis brazos con la fuerza que tenía y lo saqué de ese armario.
Es pesado, bastante pesado. Como un chico que andaba en sus 20. Bajé a la mesa de trabajo y lo puse aún envuelto en las sábanas sucias. Este lugar parecía como en las películas de medicina que lograba ver en la ciudad rumbo a casa. Un quirófano sucio, desaliñado y clandestino.
Mi piel se rizó a tal idea. No quería pensar en que tenía un muerto en mi mesa.
Tomé las sábanas y las quité con cuidado, en cuanto estuvo desnudo revisé su cuerpo imperfecto aún, y noté esos espacios color beige producto de los repuestos de porcelana que le había puesto. No quedaba con su tono original, tenía que intervenir con pintura esta vez.
Suspiré frustrado, pues no era muy bueno con la pintura. Era posible que termine arruinando todo mi trabajo por culpa de mala combinación de colores en su cuerpo.
¿Cómo podría hacer detalles de sus facciones? Sus labios deben parecer suaves, sus pómulos sonrojados, sombras en sus párpados, rosa en sus articulaciones.
¿De verdad todo eso era necesario? ¡Claro que lo es! Entre más hermoso, más caro sería.
Por ahora lo más fácil era su cabello, negro y suave tal como los hilos de telas de alta calidad. Aunque tenía miedo de arruinarlo, no me costaría usar el mío como repuesto.
Oh no, eso sería extraño...
Descarté esa posibilidad y me dispuse a mezclar colores pasteles para Seokjin. Los pinceles eran horribles, viejos y desgastados, no eran los aptos para los brochetazos. Maldije con frustración en la lengua y miré a mi perro que dormía en un sofá sucio.
Posteriormente miré el reloj y regresé la mirada a Seokjin.Ideando planes estratégicos, mi puerta fue tocada de la nada.
Mi corazón aceleró de solo pensar que pueden ver a Seokjin desnudo en la mesa y acabar en la cárcel en ese mismo día. Tomé las mantas y lo cubrí en la mesa, improvisando un desorden encima suyo. Gotas de sudor frío bajaban por mi frente y con las manos temblorosas abrí la puerta rogando que no fuera quien yo pensaba.
Por fortuna era una joven mujer y su hermano. Los conocía. Suspiré aliviado ante la situación. Ambos venían a un ajuste de la prótesis de brazo que le había otorgado hace unos meses. No podía ser maleducado y dejarlos afuera, por lo que tuve que adentrarlos a mi casa con ese miedo dentro de mí que me taladraba el pecho. Ellos se sentaron cerca de la mesa del taller, justo en donde yo tenía reposado a Seokjin.
ESTÁS LEYENDO
𝙀𝙡 𝙘𝙖𝙡𝙤𝙧 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙥𝙤𝙧𝙘𝙚𝙡𝙖𝙣𝙖
FanficNAMJIN Érase una vez, una fábrica que creaba unos hermosos muñecos que eran vendidos a los coleccionistas más ricos de todo el mundo. Estos eran perfectos, pequeños, finos, tan suaves como la piel de una doncella joven. Pero no todo en esa fábrica...