CAPÍTULO 10

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NARRACIÓN GENERAL

Seokjin estaba mirando lo que hacía Rapmon desde aquel sofá viejo, pero aún así cómodo. Estaba aburrido ya que, sin Namjoon era como estar encerrado en una casa de muñecas.

No había pasado mucho desde que él se fue, así que solo permaneció sentado hasta que él regresara de hacer lo que tenía que hacer. No le dijo nada, eso le tenía cierto interés.

Todo estaba en silencio, las manecillas del reloj y el cantar de los pájaros se podía escuchar con claridad si ponía un poco de atención. El perro estaba dormido, pero eso era suficiente para mantener a Seokjin ocupado.

Pronto, de la nada, la criatura se levanta de aquel sueño supuestamente profundo, con sus orejas levantadas y una vista perdida hacia la puerta. El chico que hace un momento estaba aburrido, pronto se envolvió en una gran curiosidad de saber qué fue lo que le causó sorpresa al perro.

Se escuchó un pequeño sonido casi sordo acompañado de una vibración. Este sonido se dejó de escuchar en un momento y el perro se levantó de su lugar con las mismas orejas levantadas. Al instante se escuchó unas puertas cerrarse desde afuera y unas sombras acercarse a las ventanas.

Dos hombres se colocaron detrás de la puerta de la casa vestidos casi por completo de negro. Una sombra más se acercó a la puerta, sumando tres en total.

—¿Hay alguien ahí?— se escuchó la voz de un hombre. Seokjin no reconoció la voz y al instante de que este hablara, el perro empezó a ladrar con mucha furia.
Eso sorprendió a Seokjin. —¿Namjoon?— preguntó esa voz desde afuera, mucho más fuerte para que los ladridos no impidieran escuchar.

Seokjin se levantó del asiento y su curiosidad hizo que se acercara a la ventana donde estaba un hombre de esos asomándose por ella.
Aquel hombre de negro se asustó al ver un gigante muñeco acercarse repentinamente a la ventana.

Eran tres hombres, uno de ellos era más bajito y un poco más ancho. Seokjin no sabía quién era.

—¿Tú eres el amigo de Namjoon?— dijo el más bajito. Seokjin podía escucharlo más claro a pesar del escándalo que hacía Rapmon. Asintió para afirmar. —Él te está esperando, me ha dicho que venga por ti— sonrió hacia Seokjin —Así que, por favor ¿pudieras abrirme la puerta?—.

A pesar de que no lo conocía, Namjoon lo estaba esperando y este hombre lo llevará hasta él. Seokjin pensaba que era un amigo cercano a Namjoon, tal como Jackson. El chico tomó del manija de la puerta y trató de abrirla, pero esta no lo hizo, estaba bloqueada.

El hombre detrás lo notó, pero no era tonto, sabía que si tocaba la puerta fácilmente podía rastrearse.

—Chico, intenta un poco más fuerte, Namjoon es impaciente— le dijo meloso. Seokjin estaba un poco inseguro de hacerlo, ya que romper cosas estaba prohibido, pero tenía que hacerlo si quería ir con Namjoon. La manija de la puerta fue sujeta con firmeza y jaló sin tener éxito, ya que no aplicó suficiente fuerza porque temía a romperla.

Un hombre alto al ver esto, estuvo a punto de patear la puerta si no fuera por aquel hombre bajito que levantó su mano para impedirlo.

—Deja que él haga el trabajo— susurró para ellos. —¡De prisa, chico!— gritó apoyando a Seokjin y esto solo alentaba a romperlo. —¡Puedes romperla, yo voy a reparar el daño, lo prometo!— con eso fue suficiente para animar al chico a jalar la manija hasta romperla. El fuerte estruendo hizo callar al mundo y Seokjin miró el objeto en su mano.

La puerta se abrió sola después de eso. El hombre que estaba en medio de los otros dos le miró encantado luciendo una brillante sonrisa por ver lo que el chico provocó. Seokjin le entregó la manija suelta a ese hombre, pero otro con guantes lo tomó.

𝙀𝙡 𝙘𝙖𝙡𝙤𝙧 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙥𝙤𝙧𝙘𝙚𝙡𝙖𝙣𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora