Capítulo 8

579 44 2
                                    

"Preparación"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Preparación".

Fëanor.

Estaba asustada. Aterrorizada. Y no sabía exactamente si era por la cabeza que había a poco menos de medio metro de mis pies, por la clara declaración de guerra del imperio de Asinis o la cercanía de aquella batalla perdida para el imperio Pharan cerca de las fronteras de Menia. Tal vez mi ansiedad era producto de ese tumulto de noticias negativas.

—Seline y Fëanor—. Llamó el emperador.

—Si, Su Majestad—. Respondí al llamado mientras Seline se mostraba aún ausente. Fijando la mirada en la cabeza ensangrentada de su padre.

—Llévate a Seline a sus aposentos, y dado que necesito a mi esposa aquí—. Hizo una pausa para observar a Clorine que no paraba de golpear con nerviosismo el brazo de oro del trono —. Quiero que vayas a ver cómo esta Lyra y me informes de su estado—. Suspiró—. También hazlo con Jasmine. La veo muy capaz de inventarse algo así para escapar de una muerte segura.

—Como ordené, Su Majestad—. Realice un asentimiento con mi cabeza para luego agarrar de los antebrazos a Seline y guiarla entre el gentío que se apartaba con nuestro paso. Juraría que mis tacones habían pisado un charco de sangre durante mi pequeña travesía.

La gente susurrando a nuestro alrededor me agobiaba, los llantos, los gritos... El sofoco ya me atravesaba cuando llegó el punto en el que nadie nos prestaba atención y comenzaban a actuar en base a su miedo. Sentimiento que me estaban empezando a contagiar. ¿Por qué temían? Reska era el emperador más poderoso de los cinco. Pharan resistiría, ¿no?

Cuando por fin logramos salir de la sala del trono, el pasillo no estaba tan vacío como creía. Los sirvientes corrían de un lado a otro sin parecer tener un destino exacto. Me estaba mareando.

Guíe a Seline por los diferentes pasillos que llevaban a sus aposentos. Al otro extremo de donde se situaban los míos. No había visitado nunca esa zona del palacio así que todo se me hacía nuevo a la vista y por no mencionar, que era tal vez en parte porque todo se veía más lujoso que mi Ala. Seguí caminando mientras le hacía preguntas a Seline sobre la ruta y ella respondía asintiendo o negando con la cabeza. Su cabeza debía estar hecha una auténtica tormenta.

Cuando nos paramos delante de una gran puerta, me di cuenta de que ya habíamos llegado a nuestro destino. Di dos toques en la puerta que no tardaron en ser atendidos por el sonido de unos zapatos y la apertura de la cerradura. Mostrándome a una mujer de avanzada edad, pero que mantenía un porte elegante.

Seline entró dentro de sus aposentos bordeándonos a las dos y luego la mujer hizo una reverencia ante mí.

—Gracias, Su Imperiosidad y disculpe por las molestias que se le han ocasionado—. Me agradeció con otra reverencia.

—Las órdenes del emperador no son molestia alguna para mi—. Respondí con una leve sonrisa.

La mujer hizo un asentimiento con la cabeza para darse la vuelta y entrar dentro de los aposentos de Seline, pero la detuve.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 18 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

No le temas al fuego|RESUBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora