Capítulo 3

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¿Cómo era posible que estuviera de frente mío y al instante siguiente la tuviera justo detrás de mi? Era una locura, pero claro ella es una bruja poderosa y la teletransportación y rapidez de sus movimientos es común en ellas. Antes de darme tiempo a reaccionar se plantó frente a mi otra vez, y se quedó ahí parada observándome; podía ver su rostro, tenía la piel tan blanca; pálida diría yo. En sus ojos grises había un brillo expectante y tenía una mueca retorcida en lo que era su boca. Entonces reaccioné y lancé una daga directo a su cuello, pero mi mano se quedó paralizada. Ella sonrío

--Hechizo simple de defensa personal, ¿Quién eres? - Alzó una ceja intrigada.

--Soy un cazador

--Ya sé que eres un estúpido cazador, pregunté «quién eres» dime tu nombre

Su voz era fuerte y desafiante, una persona común y corriente hubiera titubeado, pero yo tranquilamente respondí

--No necesitas saber mi nombre, si ya sabes que soy un cazador, entonces sabes a qué he venido

Soltó una pequeña risa cínica

--¿Crees que estás en posición de negarte a alguna exigencia mía? Mira bien en dónde estás, imbécil

Hizo un movimiento con sus dedos y mi mano se retorció, el dolor era palpable pero hice lo posible por mantenerme impacible

--Vaya, parece que estoy siendo muy amable, quizás me he hablandado un poco...

Cerró el puño y lo bajó de golpe, entonces una fuerza extraordinaria me puso de rodillas

«Nunca olvides el poder de tu sangre...»

Esas palabras resonaron en mi cabeza, y en un ágil movimiento abrí mi mano, al mover el índice se asomó el filo escondido en mi anillo, desgarré mi piel con un corte, mi sangre fluyó rápidamente y sentí una descarga de adrenalina, alcé la cabeza para mirarla con desafío, apoyé la mano sobre el suelo y di un giro certero con mi pierna para derribarla, todo ocurrió en apenas unos segundos, no tuvo tiempo ni de parpadear, al caer me tumbé sobre ella a horcajadas, tomé sus manos firmemente sobre su cabeza y con la otra comencé a asfixiar su delgado cuello. Sentía una fuerza descomunal recorriendo todo mi cuerpo, al derramar mi sangre se liberaba un poder oculto que yacía en mi interior, era como si una bestia se apoderara de mi cuerpo, una bestia sedienta de sangre, sangre de bruja, sangre Ackerman...

Ella trataba de liberar sus manos, en su rostro se reflejaba la desesperación por liberarse, su boca estaba abierta tratando de tomar aire para no morir asfixiada entre mis dedos, presioné más fuerte mis manos sobre las suyas y sobre su cuello, enterrando mis uñas en su blanca piel, sus ojos estaban más grises que antes, movía su cadera y sus piernas para liberarse de mi cuerpo pero este era demasiado pesado, en ese momento era mi presa y no iba a permitir que escapara. Observé sus ojos y clavé en ellos los míos, me acerqué a su boca y susurré

--¿Quién tiene el control ahora? Eres mía...

Su mirada se volvió completamente profunda y se llenó de rabia, balbuceó como pudo un par de palabras en algún idioma extraño, acto seguido sentí como su fuerza se incrementó, su cuerpo se arqueó debajo de mi, el mismo que hace unos instantes no podía con el peso de mi cuerpo, no sé cómo pero logró chasquear los dedos, su mirada era fuego, salí volando hacia la pared, fue un duro golpe, sacudí mi cabeza y logré ponerme de pie, ella estaba a unos metros de mi, con la mirada aún encendida, levitaba a unos centímetros del suelo, su cabello hacía ondas en el aire formando una maraña negra, apenas se distinguía entre la noche, sus manos parecían rígidas y su cuello tenía las marcas de mis dedos, lucía  realmente furiosa, emanaba un aura completamente diferente a la de antes, al parecer podía ser más letal de lo que ya era de por sí.
Levantó su mano y señaló hacia mi con su largo dedo, en un movimiento me tenía completamente tenso e inmóvil contra la pared, mirando atónito aquella bestia que por fin mostraba su verdadera naturaleza, en ese momento estaba a su merced, avanzó en mi dirección hasta quedar a unos centímetros de mi

--¿Quién diablos eres?

Esta vez estaba realmente furiosa, quería una respuesta y sabía que no tenía opción.

--Eren... Eren Jaeger

Sus ojos se abrieron más de lo normal, se quedó quieta sin decir palabra, su boca era una fina línea, impacible, como si al escuchar mi nombre le hubiese caído un balde de agua helada.
De pronto la oscuridad nos inundó, una oscuridad inusual, dejé de ver todo a mi al rededor, hasta su cabello enmarañado y sus ojos encendidos, solo podía ver una blanca sonrisa y su lengua relamiéndose los labios, parecía que había vuelto a ser la misma de un minuto atrás

--Okay, quédate quieto, Eren, esto no dolerá...

Sentí el tacto de sus frías manos en mi rostro, podía sentir su aroma en mi nariz, un peculiar aroma de lluvia, o de aguacero quizás. Sin darme cuenta siquiera, cerré los ojos e inhalé hondamente y me impregné de su aroma, pero volví a abrirlos cuando se acercó peligrosamente a mi boca. Sentí su aliento, jadeante, excitante y absolutamente erótico, todo un combo. No podía moverme pero aunque pudiera hacerlo, no lo hubiera hecho, parecía que toda mi vida y las decisiones que había tomado en ella me conducían una a una a estar frente a ella, justo en ese momento, justo ahí, en el precipicio de su boca.

Comenzó mordiendo mi labio inferior con brusquedad, solté un quejido. Siguió con pequeños mordiscos suaves, abrazó mis labios con los suyos y dió inicio a una serie de movimientos increíbles, introdujo su húmeda y caliente lengua en mi y comenzó a acariciar la mía, nuestros labios estaban envueltos en una danza perfecta, mi cuerpo estaba inmovilizado pero mis labios no, obviamente estaba correspondiendo al hechizo de su fantástica boca, éramos dos aberturas llenas de saliva y deseo, su lengua tenía el néctar más delicioso que pude haber probado en mi vida, sus movimientos eran ágiles y los mordiscos que le daba a mis labios eran mi perdición. Perdí la noción del tiempo en aquella boca, en aquella ávida y sinuosa lengua y ella lo sabía.

LA BRUJA Y EL CAZADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora