Capítulo 7

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Su rostro se oscureció conforme transcurría la historia, como si le doliera recordar, yo estaba a punto de decirle que podía detenerse si así lo deseaba, pero entonces continuó

—Ambos jóvenes sabían que el plan era sumamente arriesgado y que habían pocas posibilidades de éxito, aún así tenían claro que era la única opción para amarse libremente como lo deseaban. Según lo acordado, ella debía subir a lo más alto del castillo dónde se encontraba custodiado celosamente el cetro, era una bruja bastante poderosa así que no le sería difícil burlar la vigilancia. Él por su parte le cubriría la espalda y llegado el momento ambos unirían sus fuerzas para sostener el cetro y contener la fuerza que éste emanaba.
Cuando la operación estaba a punto de comenzar, Jaeger tomó a su amada por la cintura, la miró a los ojos tiernamente y  le hizo una promesa; «no importa lo que suceda hoy, mi corazón siempre buscará el tuyo, en esta y en mil vidas  más» luego depositó un eterno beso sobre los labios de la joven bruja y ambos sellaron la promesa...

Mi corazón dió un vuelco al escuchar aquella última parte de la historia, no sé cómo explicarlo pero algo dentro de mi se estremeció, no entendí que pasaba y entonces me di cuenta que una lágrima rodó por la mejilla de Ackerman, ambos sucesos me sorprendieron bastante pero no dije nada.
Ella limpió esa lágrima con su pulgar, se puso de pie y se acercó, le faltaban unos cuantos pasos para llegar a mi cuando de la nada soltó un quejido y se desvaneció, corrí para sostenerla entre mis brazos, alzó su rostro y fijó su mirada en mi. A diferencia de otras veces, sus ojos lucían cálidos y brillantes, el color pálido de su rostro apenas dibujaba pequeños sonrojos en sus mejillas, por un momento la tenía tan cerca que fácilmente podría besarla, se veía realmente hermosa. Mi corazón latía a tan solo unos centímetros del suyo, parecía que nuestras miradas querían decirse mil cosas pero nuestros labios permanecían mudos.


—E...estoy bien, gracias –Pronunció por fin rompiendo el silencio, algo nerviosa, como invitándome a soltarla y recobrar la compostura

—Claro, disculpa... –Respondí apenado, reincorporándome —¿Qué sucedió? –Pregunté preocupado

—Nada de qué preocuparse, todo está bien, es solo que... –Se quedó en silencio un momento, echó la mirada al suelo pero luego voltvió a verme con una expresión decisiva, inhaló hondo y justo cuando parecía que diría algo, la interrumpí;

—Parece que esta historia te causa algún tipo de conflicto, de ser así pienso que deberíamos dejarlo, después de todo no entiendo hacía donde va esto, no me queda claro el porqué tengo que conocer la historia.

Yo en realidad quería saber más y resolver mis dudas, llegado este punto estaba intrigado, anhelaba descubrir si todo esto tenía que ver con la manera misteriosa en la que se había comportado conmigo y si había alguna razón por la que me besó aquella noche, pero no si era a costa de su estabilidad, la cuál era obvio que se había esfumado desde hace un rato, aunque ella insistiera en que estaba bien.

Su boca era una fina línea, y por un segundo tuve el presentimiento de que se daría la vuelta y se marcharía pero en lugar de eso volvió a hablar;

—No quiero parar, estoy aquí por una razón, tengo claro que no confías en mi, y que hasta ahora tienes más preguntas que respuestas, pero es algo que debo hacer –Me dijo con una expresión sería

¿Confiar en ella? Sinceramente no sé si lo hago, es decir, hasta hace unos días quería cortarle la cabeza para cumplir una misión que me fue otorgada y ahora estoy aquí frente a ella en mi propia habitación escuchando una historia de lo más rara. Justo ahora ya ni siquiera sé en qué creer.
Toqué mi frente y di un gran suspiro,  mis ideas eran un enjambre en mi cabeza y al parecer mi silencio le estaba confirmando lo que había dicho momentos antes.

—Hey, relájate, es entendible tu desconfianza, después de todo sigo siendo una bruja que ha entrado sin previo aviso a tu habitación para contarte un montón de incoherencias –Me dijo con un tono afable

—No, no es eso, es solo que todo esto es nuevo para mi, aún no tengo todas las piezas de este rompecabezas y en estos momentos no estoy seguro de confiar en nadie – Respondí abrumado

—Lo sé, por eso te pido que me permitas mostrarte la verdad... –Pronunció fervientemente con ojos anhelantes, dando un par de pasos hasta quedar justo frente a mi.

Abrió su mano para dejar a la vista una pequeña navaja brillante, la tomó y en un movimiento rápido, cortó la palma de su mano izquierda, su piel se desgarró de par en par dejando brotar su espesa sangre, unas cuantas gotas cayeron al suelo, luego de eso tomó mi mano derecha y sin despegar sus ojos de los míos, hizo un corte limpio rebanando mi piel, liberando mi sangre también, sentí un ligero ardor en mi mano pero no hice ningún gesto, acto seguido juntó nuestras palmas, mezclando ambos líquidos. Yo miraba la escena estupefacto, normalmente mis movimientos son ágiles pero está vez no me moví ni un milímetro, la curiosidad era tal que estaba dispuesto a todo. Estaba a su merced, por voluntad propia, verdaderamente yo deseaba conocer todo lo que ella quería mostrarme.
Cuando nuestra sangre entró en contacto, al instante sentí que una descarga de adrenalina se apoderó de mi cuerpo, mis pupilas se dilataron y mis sentidos se agudizaron, despertaron partes de mi cerebro que no sabía que estaban dormidas, miles de imágenes, escenas, personas, voces y escenarios comenzaron a fluir en mi memoria, fue como si una luz inundara mi alma y una venda cayera de mis ojos. Nunca antes había sentido una descarga de esa magnitud, ni una sensación igual a esa, me sentía completamente vivo y lleno de energía... pero lo siguiente que recuerdo es que todo se nubló.

—¡Eren!

Su voz, su hermosa voz me despertó de mi ensoñación, abrí los ojos y ahí estaba ella mirándome...

Me encontraba recostado en la cama, ella estaba a un lado de mi, sosteniendo mis manos.

—¿Estás bien? –Me preguntó acariciando mi rostro con dulzura, su expresión era de preocupación

—Eso creo, la cabeza me duele un poco, me siento algo mareado y desconcertado pero solo eso, ¿Qué pasó? Lo último que recuerdo es tu mano sobre la mía y... –Cerré los ojos intentando recordar qué sucedió, entonces como si fuese un hechizo todo volvió a mi mente.

Abrí los ojos y por primera vez desde aquella noche, pude reconocerla, realmente  era ella, mi amada Ackerman; por fin, después de tanto tiempo la promesa que le hice estaba cumpliéndose.

LA BRUJA Y EL CAZADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora