Ticci Toby

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Era un fin de semana, después de una fiesta con mis amigos, me encontraba caminando hacía mi casa, la mayoría de las personas encontraría espeluznante la ciudad cuando es de noche. La brisa soplaba y se oía el crujido de las bisagras. Pasé bajo la bandera que se estremecía por el fuerte viento que había.

Yo, conocía esta ciudad bien, muy bien. No solo tengo el cuchillo en mi sudadera con capucha, también soy fuerte y rápido, así que no tenía miedo. No estaba preocupado, así que no pensaba en eso. De repente, cuando pasé por una lámpara de la calle, volteé hacia el callejón, el cual frecuentábamos mis amigos y yo, y pude observar como corrían. Decidí echar un vistazo rápido, y pude distinguir una figura en la parte posterior, parecía mirar el contenedor de basura en busca de restos o algo así. No vi el rostro de la persona, sin embargo, escuché caramente el crujido cuando su cabeza se giró a un lado, casi como un búho. Retrocedí, quedé en shock, pero luego, una mueca de diversión estaba en mi rostro y lo encendía como a un farol, era extraño para una persona tener una reacción así después de ver algo tan anormal en un callejón, pero creo que soy raro, en general.

"Maldición, los drogadictos por aquí son raros..." Me reí de ese pensamiento y continué por la acera, mis botas chocaban contra el cemento y el sonido que hacían parecía tener ritmo. Estaba contento de tener la casa para mí, quería tenerla otra semana. Mi madre trabajaba más estos días y eso me dejaba mucho tiempo libre, además de la casa.

Es de noche, todo a mí alrededor parecía en llamas, mientras yo flotaba lentamente en el obscuro y confuso mundo de los sueños, ya sabes, esa sensación reconfortante en la cual sabes que estás dormido y te encuentras a la deriva, tranquilo, sientes todo en paz, mientras tus recuerdos pasan como imágenes borrosas en tu mente. En ocasiones, acompañados de tu corazón acelerado, o de escenas extrañas, que se reproducen como pequeños clips de películas pequeñas.

No me maravillo de esto por mucho tiempo, ya que de repente, despierto de mi sueño, me arrastro lentamente, me doy cuenta de que mis ojos están abiertos, me acomodo en la cama, parpadeo un par de veces, mis ojos se ajustan a la obscuridad y, a dormir... Me siento ahí, por un momento, preguntándome ¿Qué me había despertado? Estoy a punto de acurrucarme en las suaves sábanas, pero justo antes de que pueda, un llamativo sonido llama mi atención.

Crrrac-ccckk-crackack.

No sonaba muy fuerte así que tenía que estar abajo, seguramente fueron los gatos. Animales estúpidos. Odiaba cuando los gatos me despertaban. Con mi mirada molesta, me dejé caer en mi colchón, el cual rebotó ligeramente, mi mejilla contactó con la almohada, dejándome sentir la frescura en ella, deslicé mi brazo, acomodándome, dispuesto a dormir un poco más. El sonido no se detuvo, en lugar de continuar en un patrón irregular, continuó de una manera extraña, impredecible, empezó a sincronizarse con mi cabeza, después de unos segundos, comencé a pensar en qué pasaría

¿Acaso era una grieta? ¿Acaso era real? Me senté de nuevo, las sábanas de algodón fino se deslizaron en mis brazos mientras una de mis manos estaba sobre la cama, la otra buscaba ese cuchillo en mi mesita de noche, mis dedos sintieron el mango y se envolvieron alrededor de él. Tal vez estaba exagerando, pero más vale prevenir que lamentar... Estaba pensando en lo que podría ser ese sonido, cuando de repente, me di cuenta de que se escuchaba cada vez más cerca... Tomé el cuchillo con fuerza... Cada vez, más cerca... Como si estuviera caminando, caminando por el pasillo.

"Abajo, en el pasillo." Esas palabras hacían que más sonidos vinieran a mi cabeza, como si fuera una señal, el lento sonido de esos pasos comenzaba a impregnarse en el pasillo, la que conducía a mi habitación. No tenía ninguna duda, había alguien en mi casa.

Sentí un hormigueo, el cual trepó por la parte trasera de mi cuello, mientras se me ponían los cabellos de punta. Mi visión fue fuerte, mi corazón se disparaba como una ráfaga de adrenalina a través de mi cuerpo, estaba congelado, como una estatua de mármol, sin atreverme a respirar, no podía voltear a los lados por mi propia voluntad, mi ritmo cardiaco es lento, podía sentir cada latido resonando en mi cuerpo, si emitía algún sonido, la persona en el pasillo podría escucharme.

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