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HACE UNOS MESES
ISABELLA ODIABA TODO LO REFERENTE A LA SOMBRA, y estar frente a ella no era algo que la reconfortara realmente. Una expedición se había preparado e Isabella haría parte de esta, no porque la hubieran obligado, la verdad era que el General Kirigan se había negado a que ella fuera. Pero una decidida Isabella se había ofrecido a ir.
No porque quisiera entrar a la Sombra, más bien porque sabía que con ella aún aquel barco era más probable que volvieran sanos y a salvo.
Habían pasado ocho años desde la muerte de sus padres y Nereida seguía sin recordar con exactitud que fue lo que sucedió en aquellos años. Ella no recordaba que había sido ella a asesina de sus padres. Solo sabía que había caminado por años, hasta que su cuerpo la llevó al Pequeño Palacio, cuando ya tenía diecisiete años.
Allí curaron sus heridas y la entrenaron, todo por petición del General Kirigan. Quien se había enterado de la llegada una extraña y confundida mortificadora, que podría serle de gran ayuda.
Dos años después ya estaba allí, siendo uno de los Grisha favoritos del General y una de las mortificadoras más fuertes de todo el Segundo Ejército. Aún escondiendo y practicando en la sombras aquella segunda fuerza que se le fue otorgada, fuerza que seguía sin descubrir de que se trataba. Aunque sabía que aquello contrarrestaba a la misma sombra
Nadie sabía que además de ser mortificadora la chica controlaba algo más y la verdad era que ella lo quería seguir manteniendo en secreto. No quería ser catalogada como la salvadora y luego no poder hacer nada. Prefería hacer todo desde las sombras y ocultándose a la vista de todos para que nadie sospechara
—El General pide una última reunión antes de cruzar la Sombra y quiere que estés allí— la voz de Ivan interrumpió sus pensamientos y se giró para observarlo unos segundos