Capítulo 17

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Ya era hora de volver a casa, Margaret, la madre de Rossie, ya estaba aquí para cuidar de ella. Cuando salí, a un costado estaba Frank sentado en el piso, con su cabeza a un costado y durmiendo plácidamente. Saqué mi celular y me fije en la hora, eran las tres de la madrugada, claro, aquí habíamos llegado a las cinco de la tarde. El en ningún momento se había alejado de mí, él estaba a mi lado, y me dejaba en claro que con esta imagen, que siempre iba a estar para mí en los momentos más difíciles que pase y que siempre podría contar con él, pase lo que pase.

Estas once horas que estuve en el hospital, al lado de Rossie, en ningún momento movió un musculo, para mí era grave, ya que no soy doctora y lo veo de esa forma, pero el doctor dijo que todo iba a salir bien, que milagrosamente ella iba progresado demasiado para su “capacidad” en este momento y eso me alegra mucho, solo espero que salga lo más rápido posible del hospital.

Jesse dos horas antes que yo salga del cuarto de Rossie, ya se había ido porque estaba muy cansada, yo se lo había ordenado aunque ella no quisiera, me hizo caso.

Me senté el lado de Frank mientras dibujaba con mi dedo índice su rostro.

-Eres tan lindo-dije susurrándole al oído.

Le deposité un pequeño beso en los labios.

Me acomodé frente a él mientras tomaba sus hombros y lo movía lentamente para que despertase, ya era hora de irnos.

-Frank-susurré

-Mmh, déjame dormir un poco más-dijo. Al parecer estaba muy cómodo. Pero si lo dejaba así, le agarraría un dolor de cuello insufrible y no lo permitiría.

-Frank, Vamos, nos tenemos que ir

-No, déjame aquí

-Ahg, ¡Hombre! ¡Tienes el sueño muy profundo!-ya lo estaba sacudiendo más bruscamente.

-¡Basta Sharon!-dijo, todavía no había abierto sus ojos.

-¿Quién es Sharon?-pregunté, ya me estaba enojando.

El abrió sus ojos, y me miró confundido.

-¿Dónde estoy?-preguntó.

-¿Quién es Sharon?-dije mientras me levantaba.

-Es el amor de mi vida-dijo levantándose.

-¿El amor de tu vida?-pregunté cruzándome de brazos.

-Sí, exactamente.

Él se acercó e instintivamente, di un paso hacia atrás.

-¿Qué pasa?-dijo estirando sus brazos-¡Auch!-se sobó el cuello.

No respondí.

-¿Me harías unos masajes pequeña?

-Que te los haga Sharon

-¿Celosa?-sonrió-

-No-mentí

-¡Sharon es mi madre Anabelle Connor!-dijo acercándose a mí.

-Oh-dije y me sonrojé, ¡Le celé su madre!

-Eres hermosa cuando te sonrojas-dijo y apretó mis mejillas.

Enredamos nuestras manos y nos dirigimos al auto de Frank.

-¿Cómo está Rosse?-preguntó

-Mejor que antes, ahora hay que esperar que abra los ojos-dije

-Oh, lo siento mucho-dijo, se paró frente a mí y me dio un beso lento pero tierno.

Subimos a su auto y estacionó su auto al frente de mi casa.

Mi fuerza©[En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora