Los jueves a las siete de la tarde.

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Hola soy Juliana Valdés, comienzo raro, si lo sé. No sé cómo iniciar esta primera parte de mi historia así que comenzare con lo que hago. Trabajo en una cafetería llamada Blend Station en la barra de pedidos, desde los 17 años que me gradué de la preparatoria busqué empleo y este ha sido el que me ha permitido pagar mis estudios Universitarios.

La vida en la CDMX es movida, complicada y puede agobiarte mucho, cosa que para mí no es problema porque gracias a mamá he aprendió hacer fuerte y luchar siempre por mis sueños y la vida que deseo tener.

Hace poco, inicie esto que sería como un diario digital de mi vida, donde deseó contar como es mi vida y lo que he aprendido de todas las cosas increíbles que me han pasado.

No soy de tener una vida romántica activa, pero si soy de esas personas que cuando se clava con alguien puedo ser muy leal, amorosa y algo intensa. Soy aventurera, aunque no viajo mucho. Amo profundamente mi mundo interior, soy celosa de mis expectativas y planes, puedo ajustarlos según vaya fluyendo todo.

Recuerdo claramente el día que la conocí, era el 22 de noviembre del 2018, días antes tuve la mayor revelación de mi vida, comencé a ser consiente que me siento atraída por el mismo sexo, cosa que me confundió mucho porque jamás he estado con una mujer.

Deje ese tema, pensando que se me pasaría, cosa que no paso, porque es algo que no se elige.

Tengo una fecha en específico donde conocí a la persona más importante de mi vida, quien me hizo saber que el amor por un ser humano es puro y no importa que sea de un sexo o de otro.

Era el 22 de noviembre del 2018, era un día duro en la cafetería entraba mucha gente y tenía personal nuevo para entrenar. Digamos que la cosa se calmó a las 6:45 de la tarde, por lo que decidí darles el resto de las horas que quedaban para cerrar a los demás trabajadores y quedarme sola para cerrar.

Escucho que alguien entra- Ding Dong- levanto la mirada y la veo entrar con su cabello castaño claro, en ondas perfectamente despeinadas, un top rosa y unos vaqueros ceñidos de pierna campana, tenis blancos y con solo una pulsera de ojos de colores.

Entra viendo su móvil, llega a la barra y levanta la mira, por Dios tiene los ojos de un color azul mar profundo, sus mejillas sutilmente rosas que detonaba más su color azul, perfecto.

Fijo su mirada en mí y sonrió, haciendo que sus ojos se pusieran chinos.

-Hola, ¿Aun están abiertos? - de alguna manera hace un puchero, cosa que me derritió y no pude ni quise decirle que no.

-Si, por supuesto, dime que deseas y lo hago- a este punto mi corazón estaba a millón.

- ¡Grandioso! Dame un café con leche sin lactosa largo de café y sin azúcar, por favor.

Raro pedido para un jueves a las siete de la tarde- Si claro ya te lo preparo, permíteme un momento, si quieres puedes sentarte para no quedarte acá de pie- le digo señalando un asiento, mirando directamente sus ojos.

-No te preocupes, puedo esperar acá, ¿tienes mucho tiempo trabajando por esta zona? - Me pregunta con cierto interés en mi vida- Bueno, eso si quieres contarme mientras me preparas el café- Juro que pude ver en sus ojos azules, un brillo que jamás he visto en nadie.

-Llevo desde los 17 años trabajando en este lugar, así que, si llevo mucho acá, ¿tú eres nueva por estos lados? Jamás te he visto- no pude ver su cara, pero escuché su risa angelical, que imaginé que de vergüenza por la pregunta. Me dedique a preparar su café.

-Eres detallista, ¿eres así con todos tus clientes?. Soy nueva por esta zona, porque conseguí empleo en el edificio de enfrente, así que me veras mucho por acá.

Adelante, mira mi corazón arderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora