Amanecer VI: Persistencia y cautela

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Escucha atentamente y mírame
cata los dulces ruidos del paisaje,
que no importa cuánto dura el viaje,
sino el ambiente que rodea, fíjate.

El cantar de la alegría efímera,
que se esfuma llegando la tristeza,
traspasando así la tenaz corteza,
se anuncia de la tristeza la víspera.

Aunque solo sean brisas discretas,
sin un mensaje claro establecido,
parece que el norte hemos perdido,
en un montón de rimas algo escuetas.

Será en estos tramos de locura,
en esta etapa de desasosiego,
cuando decidamos jugar con fuego,
disfrutar de la triste amargura.

Porque solo en el mal se halla un bien,
un bien malévolo, así lo digo,
entre dos, yo contigo, tu conmigo,
tratase de imperdirlo no habrá quién.

Así te repito, el paisaje admira,
a pesar del tiempo no ser perfecto,
de no importar lo que dure el trayecto,
se consciente del final y delira.

Delira del transcurso del camino,
de la fugacidad de estos hechos,
viajes en senderos largos, estrechos,
el oscuro sentimiento mezquino.

Sentimiento el cual se haya presente,
por mucho que se quiera ocultar,
este siempre nos logra traspasar,
y contempla al corazón, a la mente.

VacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora