Capítulo Ocho.

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Capítulo Ocho.

—¿A donde vamos?

Dylan me mira unos segundos antes de volver la vista a la carretera—A casa de Joselin.

—¿Qué?

—Debo buscar algo allá.

Eso me sorprende, no es que ellos sean tan unidos. Es decir, el ha mantenido su espacio, aunque últimamente los he visto pasar más tiempo juntos. Me vuelvo hacia mi mejor amigo con una ceja encarnada. El siente mi mirada porque hace una mueca de confusión.

—¿Ahora que te pasa?

—Te he visto más cerca de Joselin, ¿pasa algo entre ustedes?

Se encoge de hombros—Somos amigos.

—Claro—el rueda los ojos—¿Seguro que no pasa nada?—inquiero.

Bufa—Hemos coincidido más por un trabajo, somos pareja—me mira por unos segundos—¿Podrías no hacerte ideas locas?

Me cruzo se brazos—Dijiste que estarías al margen, que serias su amigo, que solo eso le ofrecerás—le recuerdo.

—Y lo sé, no he cambiado mi plan, simplemente estamos juntos en un trabajo.

—¿Ella te lo pidió?

Se queda callado. Lo miro molesta, rueda los ojos—Ok, fui yo, pero solo porque ella es muy inteligente.

—No te atrevas a darle alas Dylan...

—Y no lo hago—interrumpe—Esto no es nada, es un simple trabajo de la universidad, no voy a hacer tal cosa, ella no es para mi, ni yo para ella...es solo una amiga, nada más.

—¿Seguro?

Suspira cansado—Hera, no voy a negar que ella me atrae, pero es solo eso, más que atraerme me cae bien, es muy buena amiga—su tono cambia a uno más firme—Pero el que menos quiere darle falsas esperanzas soy yo, ella merece alguien que la valore y yo no soy ese.

—Ella está enamorada de ti.

—Y pronto se le pasará, conocerá a otro chico y se olvidará de esto.

—¿Como estás tan seguro?—pregunto—¿No crees que pasar más tiempo contigo solo hará que sus sentimientos crezcan?

—No lo creo.

—Pues yo sí.

Dylan me dedica una mirada seria y hago lo mismo. Lo entiendo, el no quiere dañar su amistad con la chica, pero no se da cuenta que acercándose solo logrará que ella se enamore más.

«Si es que eso es posible»

Dylan despeina mi cabello y sonríe—No te preocupes cachorrita, no pasará nada.

—Eso espero.

—Además...no es que esté tan bueno—dice arrogante. Le ruedo los ojos y me doy un leve empujón en el hombro—¿Qué?

—Engreido.

El estaciona frente a una hermosa casa color melón con un jardín delantero precioso.

—Engreido no, sincero.

Sale del auto y hago lo mismo, me quedo asombrada por la casa, es de dos pisos, no es tan grande, sin embargo, se ve espaciosa, flores muy bien cuidadas decoran el frente y puedo ver que tienen girasoles. Me fascinan los girasoles, son mis flores favoritas. Dyla camina por la entrada con las manos dentro de los bolsillos de sus vaqueros y lo sigo. Aún embelesada con lo lindo del jardín, no tengo uno, sin embargo, siempre he querido tenerlo.

El es así. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora