Capítulo Nueve.
Sujeto con fuerza el bolso en mis manos, de vez en cuando tengo que pasarlas por la tela de lo sudadas que se ponen. El estómago me hormiguea de solo pensarlo, trago saliva cuando termino de subir por las escaleras mecánicas y poso mi vista en el puesto de comida a unos cuantos metros. Me quedo allí parada sin saber como llegar «solo ve» me dice mi subconsciente, pero el más que nadie sabe que no quiero hacer tal cosa.
Solo debo ir, entregarle su camisa, agradecer de nuevo, y marcharme. Simple, sin rodeos y rápido. Solo alcanzo a dar cinco pasos cuando el chico que se ha dedicado a pasear por mis pensamientos aparece caminando hacia una de las mesas, viste su uniforme y paso saliva al ver lo bien que se ve. Tiene el cabello desordenado pero sexy como de costumbre. Tomo aire y sigo caminando pasando por su lado, disimulo que no lo he visto y trato de verme relajada cuando siento su colonia en mis fosas nasales, inhalo disimuladamente y tomo asiento en mi lugar. Al parecer mi plan se fue a la mierda.
Siento los latidos de mi corazón en mis orejas, trago saliva y dejo el bolso sobre la mesa frente a mi, fingo que reviso mi celular y miro hacia el disimuladamente, se encuentra sirviendo a otra mesa, en la mayoría hay chicas que solo vienen a verlo a él y coquetear. Una chica en la mesa del fondo alza la mano y lo llama con sonrisa de oreja a oreja a lo que el ve y no tarda en acercarse. Ella se acomoda un mechón detrás de su oreja y lo mira coqueta, el llega y sostiene la pequeña libreta esperando la orden.
La chica es morena, de rasgos finos y ojos oscuros, su cabello es negro y liso recogido en una cola alta. Es delgada y se ve que tiene buen cuerpo, de gran sonrisa y extrovertida. Ella le coquetea descaradamente y yo me quedo de piedra cuando el le sonríe y pasa la mano por su cabello un par de veces. Siento una pequeña punzada, el también le está coqueteando.
«Eso no debe importarte»
Es cierto, ni siquiera lo conozco y no planeo hacerlo, solo basta con verlo con esa chica para saber que es el típico idiota, y yo jamás estaría con alguien así. Ya mucho soporte con Jordan como para pasar por lo mismo. Me confunde el sentimiento de decepción que abre paso en mi pecho, niego y lo ignoro, solo quiero devolverle su camisa y hacer lo debido, leer.
Terminan de coquetear y se vuelve a mi dirección, aún no me ha visto así que aprovecho para sacar mi libro y fingir leer. No voy a arriesgarme a que me vea mirándolo. Minutos después siento sus pasos cerca de mi y aunque no he vuelto a levantar la mirada, sé que viene hacia mi.
Los nervios me invaden y muerdo mis labios inconscientemente, fingo estar concentrada en la lectura pero es todo lo contrario, solo estoy centrada en el, y en el aroma que me llega junto con su intimidante presencia. Se posa frente a mi y trago grueso, se aclara la garganta pero soy incapaz de mirarlo.
—Alguien está muy concentrada en su libro.
Fingo notarlo y levanto la mirada haciéndome la sorprendida por unos segundos. Me roba el aliento de inmediato cuando me fijo en el azul hermoso de sus ojos, me hipnotizan de una manera inigualable, su rostro también es tan perfecto, noto que tiene pecas repartidas por su nariz y un poco en sus mejillas. No muchas, tiene pocas, casi imperceptibles. Sus labios rosados, el labio inferior es más fino mientras el otro es más carnoso y grueso.
«Deja de comértelo con los ojos»
Carraspeo y trato de actuar calmada—Sí, lamentablemente me has interrumpido.
Esboza una sonrisa que me deja sin sentidos—¿Es tan bueno que no merece regalarme un poco de atención?
Paso saliva—Sí es por eso, todos lo son.
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El es así.
DragosteHera, sí, como la Diosa Griega, una chica que ama leer y las historias cliché (el chico arrogante y mujeriego que se enamora de la chica tímida e inocente) pero que sabe que eso solo es ficción. Ella jamás se enamoraría de un chico como ese, y lo sa...