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Clark se encontraba ansioso por tomar todo de su Omega.

Soltó un gruñido de satisfacción al escuchar a su pareja jadeando y gimiendo su nombre, pidiendo por él.

Se quedó frente a la puerta de la habitación, dejándose estimular con el aroma que desprendía Bruce.

Solo espero diez minutos esparciendo su aroma para que el Omega lo llamara con un chillido conocido como el "llamado".

Abrió un lentamente las piernas de Wayne encontrándose con la imagen más erótica de su vida.

Un falo de plástico en la entrada de su Omega, mientras utiliza su "llamado" y lo hacía sentir más deseoso que cuando llegó.

Sabía que esto molestaría a Bruce cuando el celo pasará, pero valdría la pena.

Pero le era inevitable no devorar a tan bellísimo Omega, y no cualquier Omega, sino SU Omega, su pareja, su Bruce.

-Omega

-Alfa

Sus lados primitivos salieron a flote y es lo que los domina ahora.

Ambos mirándose, sus ojos ya estaban lo suficientemente dilatados. Solo esperaban un movimiento en falso para unirse.

Wayne jadeo cuando una ola de calor más fuerte le golpeó el cuerpo.

Fue entonces cuando Clark decidió acomodarlo en la gran cama para tomarlo.

Y sus cuerpos se rosaron en una danza lujuriosa y pasional que los desbordaba.

Ambos querían más.

Mentiría si dijera que no lo deseaba pero eso fue inesperado. Se sentía muy bien.

El Alfa amasó los glúteos del hombre frente a él abriéndolos y hundir su lengua en su interior, estimulando cada parte.

Sus cuerpos se sentían calientes.

Se sentía terminar con solo la lengua de Clark quien masturbaba al Omega mientras lo preparaba.

Pero era inevitable porque tocaba todo lo que esa magnífica lengua alcanzaba.

Se retorcía del placer en la cama.

Alzó más las caderas buscando más contacto.

Gimió gustoso y fuerte al sentir esa lengua tocar su próstata.

-¡Ahí!... Clark, más.

Sentía que su boca babeaba deseando tener el pene del alfa en su interior.

Los próximos días serían los mejores de sus vidas.

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-Bruce... Bruce. Despierta ya es de día.

Clark llamaba a su pareja.

Claro que ya es oficialmente su Omega.

Durante los tres días del celo, lo marco.

-Vamos, despierta.

Bruce se removió en la cama.

Clark beso su cuello, lamió la marca y abrió lentamente las piernas del Omega.

-¡Desperté!

El Alfa sonrió victorioso.

El Omega se sentía perdido, no sabía que había pasado en estos días.

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Jimmy 🦄

Paternidad e InstintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora