Capítulo dos: Los rumores como el viento corren rápido.

1.2K 219 15
                                    

"Voy a decirte algo; los pensamientos nunca

son honestos. Las emociones, si"

(Albert Camus)

Su ritmo cardiaco se aceleró cuando a la mañana siguiente lo vio salir del hotel en compañía de su escolta, pensó que todo ese nivel de seguridad era extremo, no podría vivir en un mundo donde tuviera que cuidarse contantemente, ese mundo y el suyo jamás podrían fusionarse, ¿en qué demonios pensaba cuando fue a ese lugar?, definitivamente debió perder la razón.

Señor Siripongthon. — Ohm escuchó que alguien le llamaba, de inmediato se detuvo y se volvió hacia la otra persona.

Detective Noppanut, ¿a qué debo el honor de su visita? — Preguntó irónico. ¿Noppanut?, ¿de donde había escuchado ese nombre antes?

Usted sabe a qué he venido, necesito respuestas. — Natouch hizo un gesto mientras se quitaba sus anteojos de sol.

No tengo nada que decir, ahora si quiere acusarme de algo y tiene las pruebas, tal vez lo acompañe. — Le dijo al hombre rubio que estaba enfrente de él. — ¿Las tiene?

Las tendré, pensé que tal vez quería cooperar con la policía, ya veo que es inútil. — El detective Noppanut se acomodó el pelo.

Ya dije todo lo que tenía que decir, si me disculpa soy un hombre ocupado, cualquier cosa puede hablarlo con mi abogado. Señor Warut, atienda al detective, por favor. — Inmediatamente el aludido se presentó a su lado y miró al oficial.

Prem. — Dijo él.

Noppanut. — Dijo el otro. De pronto Ohm notó la mirada de Natouch sobre él, hizo un ligero gesto con la cabeza, luego se volvió a acomodar sus anteojos y salió del hotel.

¿Dónde va eh? — Le preguntó el detective al joven abogado.

Eso no es de su incumbencia detective. — Luego sacó una tarjeta del bolsillo de su perfecto traje. — Si necesita entrevistarse con el señor Siripongthon llámeme.

Prefiero hacerlo personalmente, Prem.

Le advierto que, si se sigue presentando de esta forma, hostigando al señor, me veré en la obligación de presentar un queja.

¿Cuántas han presentado ya?, ¿crees que me detendré? — Le preguntó.

Eso espero, Natouch Siripongthon no tiene nada que ver en la desaparición de... — Dijo, Ohm trato de escuchar el nombre de la persona a la cual se referían, pero el abogado habló demasiado bajo, luego el abogado pareció notar su presencia y se alejó.

____________________

Ohm odiaba las grandes ciudades, odiaba los tumultos de gente, odiaba esa sensación de ser observado todo el tiempo, al contrario de Natouch Siripongthon él era una persona sencilla, amaba la tranquilidad, el pueblo, la gente, respirar aire puro, amaba vivir en paz.

Esa misma tarde estaba de vuelta en el maravilloso Chiang Rai y lo primero que hizo fue ir a visitar a su padre, eso y llamar a Mina, ella no le hablaba desde la última vez que fue a cenar, quería casarse, pero Ohm no estaba dispuesto a dar ese paso.

¿Fuiste a ver a tu novia? — Preguntó su padre apenas cruzó la puerta.

¿A Mina?, si ya hablé con ella. — Mintió.

CORAZÓN DE PIEDRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora