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Comandante

Aria

Tenía una forma de olvidar momentáneamente las preocupaciones, como el hecho de estar en una avioneta volando a Italia, para encontrarme con mamá, ya que después de dos meses estando en España no lo había hecho, y ella merecía una explicación

Verdades a medias, para que no estuviera preocupada, ladee la cabeza buscando oxígeno, y apreté las sábanas haciéndolas puños con mis manos, abrí ligeramente la boca y dejé exhalar un suspiro terminando en un gemido

La polla de Ferrer entraba y salía de mi, mientras el avión planeaba, a lo que se agarraba fuerte de mis costillas para evitar caerse, abrí más la boca, en mi mente solo las ganas de alcanzar el orgasmo

Incluso el discurso que había preparado para explicarle a mamá mi ausencia se me había olvidado, desde que Ferrer me arrastró hacia la cabina, y empezó a quitarme la ropa, ahora se afanaba para que ambos llegáramos al orgasmo

Lo alcance unos segundos antes que el, y hundí la cara en la almohada para ahogar el grito mientras de mi entrepierna salía un líquido, lo que me decía que por primera vez desde que empecé mi vida sexual, tenía un squirt, y no podía ser con nadie diferente

Solo Ferrer y sus 23 cm, lo habían conseguido, me dejó caer en la cama, mis piernas temblando ligeramente, sintiendo los resquicios del orgasmo, todo tan pausado y calmado que cuando fue recobrando la conciencia el deje de preocupación se instalo en mi pecho

Me gire hasta quedar boca arriba, el hombre con el que ahora vivía llevándome a su pecho, suspiró y veo el techo, hasta que unos golpecitos a la puerta me hacen salir de mis pensamientos

—Señor Ferrer, Señora vamos a aterrizar, vuelvan a sus asientos por favor — lamo mis labios y me siento en la cama, aún sintiendo gotas de su derrame deslizandose por mis piernas

Alcanzo un paño húmedo y lo paso por mis muslos y luego me levanto viéndome en el pequeño espejo, busco mi ropa y medio me acomodo el cabello, salgo con mis zapatos en la mano y no veo que hace Ferrer, solo me siento en uno de los sillones, abriendo la pequeña persiana para ver el cielo, ya casi oscureciendo se

Me pongo mis zapatos, y limpio la comisura de mi boca, siento la presencia de Ferrer a mi lado, busca mi mano y ladeo la cabeza hacia el

—¿Qué le dirás a tu mamá?  — suspiró y sacudo la cabeza, tenía palabras ensayadas y un discurso sobre porque me perdí, porque la saque de su ciudad, y porque no estoy en la marina

Pero ahora nada pasa por mi cabeza

—No lo sé — susurro, vuelvo la vista a la ventana acomodando mejor el cinturón cuando el avión empieza a descender, trago en seco

Bajo de la avioneta, viendo el puerto en el que descendimos, Ferrer le dice algo a sus hombres y una camioneta llega con su hombre de confianza, "su mano derecha", que aún me ve con odio

Creo que no supera el que lo haya noqueado o que haya drogado a su jefe y ahora yo también de órdenes, me acomodo en la ventana, con el cristal abajo para que la brisa suave del mar, me de en la cara y pueda pensar con claridad, el auto se estaciona

Ningún otro nos sigue, porque hay reglas estrictas para que mamá no pueda estar en peligro, por si alguno quiere hablar nadie sabrá su ubicación

El conjunto de edificios se eleva ante mi cuando bajo del auto, suelto un suspiro y empiezo a caminar hacia el interior del edificio, el hombre nos ve y nos da una llave antes de avanzar, Héctor se queda en la entrada mientras yo presionó el botón del ascensor

EN MEDIO DEL MAR [Spin Off De La Biología Condena #0] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora