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Allyna

El único cumpleaños que célebre, fue cuando tenía 6 años, o al menos es el único que recuerdo, mis abuelos trabajaban mucho, no teníamos tanto pero si lo necesario, y sabía que habían trabajado duro para darme un obsequio, era un peluche que había estado queriendo desde hacía ya un año, la decoración era muy simple, algunos globos rojos y un pastel de un piso que tenía las iniciales de mi nombre

Me dieron mi osito, y nos veíamos felices, también fue el peor recuerdo de mi infancia, ya que  cuando estábamos cortando el pastel, un tercero se colo a la fiesta

—No es el momento, dijiste que cuando tuviese 10 — expreso mi abuela, muy tensa, el hombre camino y con una sonrisa saco algo de su bolsillo

—Te traje este obsequio, Allyna — estaba asustada, porque veía a mis abuelos tensos y a la defensiva, además ¿Cómo era posible que ese hombre supiera mi nombre?, estiró el brazo y coloco una caja pequeña sobre la mesa, cuando iba a tomarla me detuvo alzando la mano — no, te la tienes que ganar — murmuró cómo una orden

—Rodolfo... — expreso mi abuelo y el hombre río con sarcasmo, sus ojos tenían mucha maldad, los recuerdo tan claramente que aún me causan escalofríos

Me tomo de los brazos, con fuerza  y me saco de la casa casi arrastrando me, esa fue la primera vez que sostuve un arma, lágrimas caían de mi rostro y recuerdo que estaba gritando diciendo que me soltará y nos dejara en paz, no sabía mucho de la vida pero sabía que nosotros no eramos millonarios y no teníamos nada que a él le pudiera interesar, el dinero estaba contado para las cosas necesarias de nuestro pequeño hogar

¿Que podría obtener de nosotros?

—Es una niña, todavía, déjala en paz — expreso mi abuela con muchas lágrimas en sus ojos, eso hizo que los míos también se llenarán de lágrimas

—Tiene un apellido del cual debe responsabilizarse — expreso el hombre, se puso tras de mi y me hizo sostener el arma, lágrimas caían de mi rostro y mis pequeñas manos temblaban

Y el arma pesaba, pesaba mucho, el hombre tomo el pequeño oso que me habían regalado mis abuelos con esfuerzo, de seguro les había costado mucho sudor, y mucho más trabajo pero eso no le importo al hombre y lo coloco sobre un tronco partido fuera de la casa, y también golpeó a los abuelos y los amarro colocándolos al lado de mi oso

—La tarea es simple, sangre, debes soltar tres disparos tu blanco está sobre la cabeza de los viejos, si le das al blanco, tendrás tu obsequio y no me volverás a ver, es una simple operación matemática — expresaba el hombre, tenía un acento extraño y encendió un cigarro mientras me forzaba a poner una postura para disparar

Mis manos no eran las únicas que temblaban, también mis piernas, incluso mi cabeza empezaba a dar vueltas

Tal como el había dicho el blanco estaba sobre la cabeza de los abuelos, un escalofrío bajaba por mi columna vertebral, tenía miedo, no quería quedarme sin abuelos, apunte como pude hacia un costado, la idea es darle al blanco pero prefería fallar a propósito que quedarme sin abuelos, lo primero que cayó fue mi oso, el oso que mis abuelos me habían conseguido con mucho esfuerzo

Tal vez quedándose sin comer durante mucho tiempo, volví a apuntar en el mismo lugar, cayendo hacia atrás cuando el hombre me empuja hacia a un lado, escucho un grito y cuando me levanté limpiando mi vestido de flores, el abuelo estaba desangrándose, lágrimas caían por mi cara, cuando el hombre me coloco de nuevo en posición, y apunto directo a la cabeza de mi abuelo

El me miró con sus ojos verdes, y me sonrió diciendo que no era mi culpa, y entonces solté el gatillo y el la bala acabo con la vida de mi abuelo, mis rodillas tocaron el suelo y la rabia creció dentro de mi como nunca antes, y como no era posible en una niña de seis años, el hombre río y me tomo de la espalda para arrastrarme a su auto, no sin antes dispararle también a la abuela, y siguió riendo mientras mis manos empezaban a llenarse de sangre

Aunque eso era solo mi imaginación

* * *

La psiquiatra del comando Italiano me sonríe, es hermosa y me trata con una bondad que me hace sonreír, me pide que le cuente cosas de mi niñez e invento historias que me hubiese gustado vivir, historias que viví con mis abuelos antes de mis 6 años y de las que tengo que forzar mi cerebro para recordarlas

No cuento de mi tío Rodolfo y como me obligó a dejar de tener niñez, de como fui forzada a aprender a disparar, de como mi niñez se convirtió en balas, sangre, dolor, sufrimiento, días sin comer y golpizas brutales

Porque es algo de mi historia que debe quedar en el pasado, lamo mis labios y ella sigue hablando y mandándome ejercicios para superar mis días con la mafia irlandesa, aunque mi mente estaba preparada para eso, es requisito de la marina, que tenga una salud tanto física como mental para ser un buen soldado

El comandante me envió a Italia, y agradezco salir de Venezuela, están preparando a muchos para la pruebas de capitán, aunque aún no se sepa en qué que base están sin capitanes, estoy en Italia porque necesitaban ayuda, además ya se sabe quién es Mauricio Ferrer, y siento que tengo con el mafioso una guerra más grande de la que tiene con la marina

Y no tengo mente para ello

Me despido de la psiquiatra y me coloco en la proa del barco recibiendo llamadas de López y su hermana felicitándome por mi cumpleaños, suspiro y agradezco mientras veo el mar en el horizonte, 24 años pesan por todo lo que Rodolfo quiere lograr en algunos meses, porque ya los años se redujeron a eso, meses

* * *

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EN MEDIO DEL MAR [Spin Off De La Biología Condena #0] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora