I Need Memories [AtsuHina]

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⊱ • Ese 'encanto' no es más que un breve, vago y dulce deleite • ⊰

Necesitaba verlo también.

Con mi terapeuta, para ser honesto, tenía un poco de esperanza, quiero ver con mis propios ojos los rumores de la gente, si las palabras realmente pueden curar a alguien o lo que pueden, como mucho, cubrir la cruel verdad de este mundo.

Entró en la habitación y se sentó frente a mí «Dios mío, es muy viejo, un hombre claramente anciano» tiene la cabeza calva, solo algunos mechones de cabello gris sobresalen alrededor de su cabeza, sus ojos eran tan pequeños como un hilo, una línea negra larga y recta, que emite un sentimiento más cauteloso que cualquiera que haya conocido antes, llevaba una camisa blanca sencilla con pantalones largos y un abrigo rojo brillante encima, mi frente se arrugó por completo debido a ese color deslumbrante.

—Mi nombre es Nekomata Yasufumi. —comenzó con una sonrisa natural en sus labios. —Te ayudaré a recuperar tus recuerdos en los próximos meses, ¿estás de acuerdo?.

—No. —respondí

La sonrisa en sus labios se ensanchó aún más. —¿Qué ocurre?.

—No veo la necesidad de esto, pero de alguna manera me veo obligado a no irme, no es diferente de lo que es el abuso.

—¿Quién te obligó?.

—Samu, ese tipo.

—¿Es él quien me contactó para hacer una cita?.

—Ese es el único motivo.

—¿A menudo arregla tu vida sin tu consentimiento?.

—Bueno, sí, pero. —dejé de hablar y lo miré, anotó todo lo que había dicho hasta ahora en su pequeño cuaderno; nada más que la primera página estaba llena de texto, ¿qué demonios era eso?

—Es exactamente por eso que no quiero venir aquí en absoluto. —murmuré en voz baja.

Inesperadamente, sus agudos oídos escucharon y sonrió gentilmente. —Pero no dijiste que no, ¿verdad?, si mal no recuerdo, la elección es tuya, ¿acaso tu hermano te convenció de hacer esto o aquello?. —el ciclo sigue siendo el mismo que suponía, no dije una palabra y me senté suavemente en el sofá de lino gris.

—Empecemos de nuevo. —dijo. —¿Estás cómodo?.

—No, realmente.

Miró el libro y sonrió. —¿Es por el sofá en el que estás sentado?.

—No es eso.

—¿Tu cabeza?.

—No es eso.

—¿Cicatrices? Escuché que tardan mucho en sanar.

—No es eso.

—Entonces, tal vez, ¿tus sueños?. —no respondí ni dije nada, y solo unos segundos después me di cuenta de que había respondido inconscientemente a la pregunta en silencio. —Entonces... —el viejo terapeuta hizo a un lado su cuaderno. —¿Fue un sueño?.

No admití ni negué lo que dijo. —¿Soñaste con ese incidente catastrófico?. —Negué con la cabeza.

—¿No puede dejar de llamarlo así? A esos bichos raros les gusta hacerlo por alguna razón, solo con decir 'accidente' está bien, las cosas que necesito no son serias, no para esto.

Dejó escapar una risita -Oh, sí, muchacho. —luego sacó otro cuaderno amarillo del cajón y me lo entregó, uno exactamente como el suyo, ¿acaso tiene toda una colección de cuadernos en su oficina o algo así. —Si recuerdas algo. —dijo. —Escríbelo aquí, todo lo que quieras, cualquier cosa memorable.