I Need Memories [AtsuHina]

•0• [Final]

⊱ • Creo que hay otro mundo esperándonos.
Un mundo mejor. Y te estaré esperando allí • ⊰

Yellow, su camisa, los tulipanes, el sol, mi pelo, mi coche, la arena bajo mis pies, paquetes de Pocky con sabor a miel y tartas de queso, la cadena que lo mató, el anillo que perdí, todo el "nosotros".

Tiré el bloc de notas amarillo y le di las gracias a Nekomata-sensei, todavía lo visitaba de vez en cuando para hablar de cosas, es una buena compañia.

Me senté en la playa y abrí la caja de pockys de miel que solo están disponible en primavera, pero que ahora llenaban los estantes de todas las tiendas. La primavera finalmente estaba aquí.

Anoche busque su nombre en Google.

NACIMIENTO: 21 de junio de 1996

MUERTE: 25 de diciembre de 2020

Entonces deslicé mis manos por el estante de mi habitación y todos mis trofeos se estrellaron contra el suelo, Inarizaki mostraría con orgullo todos los trofeos ganados por sus equipos deportivos. Malditos hipócritas, si no necesitas recuerdos, tampoco necesitas premios. Los tiras tan pronto como los recibes y sigues adelante.

Pero necesitamos recuerdos, ¿no?, son los recuerdos los que nos hacen seguir adelante.

Miré al mar mientras el sol salía en un nuevo día, las olas susurran en un idioma que los vivos ya no recuerdan. La marea está cambiando, todo lo que se perdió ayer ahora será devuelto, no es de extrañar que el mar me llame.

Todos los ríos se unen al mar al final del día.

Nunca encontraron mi auto y nunca lo encontraron a él.

Pero lo hago, finalmente me di cuenta de lo que Shoyo quiso decir cuando dijo que está en todas partes.
Dondequiera que mire, lo encuentro, después de todo, he estado llorando inconscientemente por él durante más de un año.

Quería encontrarme en la playa, como la primera vez que nos conocimos.

Lo veo ahora, con mi chaqueta negra, camiseta y pantalones cortos, jugando con las olas, chapoteando, pateando el agua, todo sin causar una sola onda.

Shoyo, te veo. Sé que eres producto de mi imaginación, un recuerdo desaparecido hace mucho tiempo, pero ahora estás aquí conmigo, así que si llamo tu nombre, ¿responderías?.

Respiré hondo y grité.

-¡Shoyo-kun!, ¿puedes escucharme?.

Se detuvo a mirar la playa, luego vino corriendo hacia mí.

Shoyo se paró frente a mí, goteando agua sobre la arena, oliendo a luz del sol, cálido y complacido. Vivo.

Él solto una risa suave y me preguntó lo único que importaba:

—¿Me recuerdas?.

Le ofrecí los pockys de miel por los que no podía esperar. Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos y me reí con él.

—Te recuerdo.