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Los ojos de la pelirrosa se conectaron con los de él. Todos en la mesa charlaban animadamente, excepto Itachi, el cual se dedicó a revolver la comida sobre su plato, incapaz de probar bocado.

Sasuke había llevado a su equipo completo a cenar a modo de celebración por el arduo trabajo en su más reciente misión. El patriarca Uchiha estaba orgulloso que su hijo menor se estuviera convirtiendo en un ninja destacado y querido por muchos en la aldea, tal y como lo era Itachi.

El contacto visual se terminó en cuanto su madre acercó un plato con galletas sobre él, Naruto, el cual no había parado de comer en toda la noche se aproximó al postre y con manos hábiles logró tomar tres piezas, Sakura se conformó con tomar una.

El cabello de la chica le pareció irreal, rosa brillante y corto... Sakura era hermosa en todos los sentidos posibles del significado principal. Ya no era aquella niña que jugaba ocasionalmente con su hermano pequeño, ahora era una kunoichi en toda la extensión de la palabra y eso no hacía más que agradar a Itachi.

—Puedes venir con nosotros, Sakura-chan... Estoy segura que te encantará la tierra del arroz -habló su madre mientras miraba directamente a la chica antes mencionada.

Sakura asintió elevando las comisuras de sus labios en un gesto digno de fotografiar, Itachi se acomodó mejor sobre su asiento para observar más detenidamente a la pelirrosa.

—Me gustaría... Pero fui asignada a una misión ese día -la sonrisa de la chica se achicó, pero no desapareció— Itachi-san... -el pelinegro casi se atraganta con el bocado que aguardaba en su boca al escuchar su nombre siendo pronunciado por Sakura— Tú también fuiste asignado a esa misión ¿verdad?

Sonrió, el hecho de que Sakura estuviera pendiente a él incluso en los ámbitos laborales más básicos le alegró el corazón. Asintió un par de veces a la vez que tragaba los restos de comida que aún quedaban en su paladar.

—La quinta me pidió que investigará un poco el lugar mientras ustedes evacuan a las personas -mencionó una vez que quedó libre de rastros de comida— Lo olvidé por completo...

No lo había olvidado, de hecho, Itachi esperaba ansioso aquella misión desde hacía una semana. No podía esperar a estar a solas con Sakura aunque fuera un fin de semana.

Y Sakura, sonrió.

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