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Despertó envuelto en una manta café. No supo a qué hora cayó rendido en aquel enriquecedor sueño, pero tampoco se lo cuestionó.

A su lado, Sakura también estaba envuelta con la misma manta que él, la pelirrosa se mantenía leyendo en silencio aquel grueso libro de tapas duras que reposaba sobre sus piernas, pequeños murmullos se le escapaban de los labios y un ceño fruncido se hizo presente en su rostro más de una vez, Itachi permaneció callado mientras la miraba detenidamente.

—No me despertaste, Itachi-san -susurró la chica al sentir la pesada mirada del pelinegro sobre ella, las mejillas se le pusieron coloradas y pronto comenzó a experimentar un calor invasivo en su nuca— Neji-san también ha despertado, partiremos en unos minutos.

Itachi procedió a quitarse de encima aquella suave tela, pronto extrañó el calor que emanaba en su piel al descubierto por el uniforme anbu. Sakura por su parte permaneció en el mismo lugar con las piernas estiradas.

—¿En dónde se metió Neji? -preguntó el pelinegro una vez que estuvo de pie, tomó su máscara y la colocó sobre su cabeza sin llegar a ponersela en la cara.

—Dijo que no tardaba, ya sabes... Necesidades básicas -el término hizo reír por lo bajo a Itachi.

En cuanto el castaño regresó ambos chicos supieron que era hora de partir, siendo Neji el único jounin de los tres, él había sido designado como el líder en aquella misión.

A Itachi le pareció raro que la quinta enviara a un médico ninja acompañada de un atacante a cortar distancia para auxiliar a una aldea en peligro de invasión, su trabajo era sencillo evacuar a todos los civiles cuanto antes y llevarlos hasta el lugar seguro más cercano. Pero el mayor de los tres aún no lograba entender su postura en aquel sitio, ¿para qué necesitaban a un cazador anbu entre ellos?

—Itachi-san... -escuchó la voz de Sakura trayendolo devuelta a la realidad— ¿Estás listo?

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