CAPÍTULO 8

409 40 22
                                    

Le miro sorprendida, incapaz de reaccionar.

- ¿Qué?.- logro decir al final.

- Cásate conmigo.- me repite, mirándome a los ojos fijamente.

- ¿Es una broma?.- le pregunto, incrédula.

- Hablo totalmente en serio. - me responde.- No necesito una respuesta inmediata, pero sí que sepas lo importante que eres para mi y que esto es algo que me tomo muy serio.

- La mayoría de la gente dice te quiero.- le indico, sonrojada, sin saber cómo reaccionar.

- Te quiero.- me dice tranquilamente.- Cásate conmigo.

Dejo escapar una pequeña carcajada ante su broma y acerco su cara para besarle. Él me responde con ardor.

- Yo también te quiero.- le respondo, mirándole a los ojos.- Pero, ¿a qué vienen esas prisas?

Vitto se deja caer y con su brazo me acerca para que me recueste sobre él. Apoyo la cabeza en su hombro y entrelazo los dedos en el vello de su torso.

- He pasado mucho tiempo solo.- me explica.- Vine a Estados Unidos con mis padres cuando era pequeño. Ellos montaron una floristería y más o menos les iba bien, hasta que enfermaron de la gripe española y los dos murieron.

Esa revelación me deja sin habla durante unos segundos... nunca se había sincerado conmigo sobre su pasado. A decir verdad, no sé casi nada sobre él.

- Lo siento mucho.- le respondo finalmente, apenada.- No tenía ni idea. ¿Qué edad tenías?

- Quince.- me indica.- Para cuando murieron, la floristería ya se había hundido al no tener nadie al frente y no tenía medios para volver a Italia así que intenté salir adelante por mi mismo. Pero era complicado, no era el único en esa situación. Fueron tiempos difíciles.

- ¿Y tu hermana?.- le pregunto.

Vittorio me mira, extrañado.

- ¿Mi hermana?.- me dice, sin entender.

- Sí, Stella... en el hospital Metropolitano.- le insisto, sin comprender cómo no sabe de qué hablo.

- Ah, Stella.- responde, como si de repente se acordase de ella.- No, ella no es mi hermana... Como ya te habrás imaginado, yo ya llevaba tiempo detrás de Francesco antes de que nos conociésemos tú y yo. Estaba acumulando demasiado poder y algunos de sus negocios iban en contra de lo acordado por las Familias, no respetaba las normas. Era un objetivo desde cualquier perspectiva. Tenía a Juliano bajo observación, pero había sitios a los que no podía acceder sin llamar la atención. Uno de esos sitios era el Metropolitano. No conseguía averiguar qué interés tenía allí.

- Pero en realidad él no tenía interés, ¿no?.- le digo.- Fue Wilson quien ingresó a Jéssica. Si Juliano volvió a prestarle atención fue a causa de mi artículo.

Vitto esboza una sonrisa y me da un tierno beso en la frente.

- Liz... tú has entrado en este mundo por Jéssica... pero te aseguro que hay muchas más cosas en ese hospital.

Le miro sorprendida, mientras me incorporo para mirarle a la cara.

- ¿Qué cosas? Sólo vi una atención muy deficiente a los enfermos y una dejadez absoluta en la seguridad...

- Eso son cosas insignificantes comparado con lo que de verdad se mueve ahí. Todo lo que se te ocurra, pasa allí. Blanqueo, abortos ilegales, drogas... ese sitio estaba mucho más controlado de lo que parecía y no conseguía infiltrar a nadie el tiempo suficiente para reunir información.

EL ATRIL 1: MAFIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora