CAPÍTULO 5

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Me despiertan unos gritos y el ruido de la puerta de mi habitación abriéndose de un golpe.

- ¡Señorita Colvin, levántese!.- me grita Giorgio.

Sin tiempo para pensar me levanto de un salto. El gánster me agarra de un brazo y me saca a la fuerza. Me he dormido mientras lloraba, así que aún llevo la ropa puesta y mi falda no me permite correr al ritmo de Giorgio, por lo que voy prácticamente a rastras.

Al salir al pasillo noto que hay mucho humo y por las escaleras veo un resplandor anaranjado. Mis ojos, ya inflamados por el llanto, comienzan a irritarse.

- ¿Fuego?.- digo alarmada. Un intenso picor me invade la garganta.

- ¡Hay que salir de la casa!.- me replica Giorgio sin detener su avance.

- ¿Dónde está el señor Puzo?.- pregunto angustiada.

Apenas he terminado la frase cuando me adelanta a toda velocidad por las escaleras, vestido solo con un pantalón de pijama burdeos, seguido de Nino.

- ¡Todas las mujeres fuera de la casa!.- le oigo que grita.- ¡Los demás id a por cualquier cosa que pueda contener agua!

Quiero ayudar a extinguir el fuego pero Giorgio tira de mí con fuerza hacia el jardín. Intento protestar, pero al aspirar se me llena la boca de ceniza y empiezo a toser.

Fuera veo que están Abigail y una mujer algo mayor, ambas tapadas con una manta y con las caras manchadas de hollín con surcos de lágrimas.

- ¡Abigail!.- la llamo en cuanto mi garganta se calma.- ¿Qué ha pasado?

- No... no lo sé.- me responde mirando la casa, desolada.- Estaba durmiendo y me desperté con un ruido. No le di importancia, creí que sería alguno de los hombres que habría tirado alguna cosa. Pero noté olor a quemado y me levanté a comprobarlo. El comedor estaba en llamas. Intenté apagarlo, pero se extendía muy rápido.

- En el comedor, aparte de la chimenea, no hay nada que pueda prender así de rápido.- murmuro para mí misma.- Pero en esta época del año nadie la encendería... Tiene que haber sido provocado... ¿pero cómo han conseguido llegar hasta ahí?

Giorgio se queda a pocos metros de nosotras, con el arma en la mano. En lugar de tratar de apagar el fuego permanece en su posición, sin dejar de mirar alrededor buscando cualquier cosa sospechosa. Se interpone entre el muro exterior y yo, de modo que sea un obstáculo si alguien vigila desde fuera.

En la casa han formado una cadena humana para extinguir el fuego mientras Nino ha agarrado la manguera del jardín y, tras romper el cristal de la ventana del salón, está ayudando desde el otro lado.

A lo lejos creo oír una sirena de bomberos.

- Cazzo...- murmura Giorgio contrariado.

- ¿No es bueno que vengan?.- me extraño.

- Si vienen los bomberos, significará que también vendrá la policía..- me responde.- Porca miseria...

No tardan en llegar y Giorgio no tiene más remedio que abrirles las rejas para que entren. Detrás del camión van un par de coches patrulla, tal y como predijo. Estoy segura de que pronto llegarán más.

Mientras los bomberos unen sus fuerzas en la extinción del incendio, los policías se bajan de los coches y se acercan a nosotros.

- ¿Hay algún herido?.- pregunta uno . Su voz me resulta familiar.

- ¿Jack?.- digo sorprendida.

- ¿Señorita Colvin?- me responde, tan extrañado como yo.- ¿Qué hace usted aquí?

EL ATRIL 1: MAFIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora