Capitulo Cuatro.

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— ¿México? —esa voz...

Esa voz que no quería escuchar en esos momentos se hizo presente...

El rechinar de la cama cuando alguien está levantándose le dijo que estaba perdido, debía callar el teléfono sino no podría pensar con claridad.

— México... —toco la puerta tres veces mientras hablaba con su voz sería— tomaste mi teléfono ¿verdad? —giro la perilla, pero no entro pues el seguro estaba puesto.

El forcejeo de la puerta se hizo presente, hasta que México por fin encontró el teléfono y logro colgar la llamada esos pocos minutos habían sido eterno para él.

Comenzó a marcar el número de España que fue el primero que se le ocurrió, lo pego a su oreja escuchando el pitido de que la llamada estaba en proceso, pero no sé dio cuenta de que Rusia había dejado de forcejear, espero esperanzado de escuchar la voz de su padre.

Pero no sucedió...

— El número que usted marco no existe, favor de verificar —sus esperanzas se fueron abajo al igual que su fuerza.

— Él no contestara pues perdió el teléfono hace uno días —volteo viendo que Rusia había abierto la puerta con una llave y camino hasta él.

— ¿Tu lo hiciste? ¿Por qué? —le pregunto antes de que su voz se cortará por el llanto que comenzaba a llegar.

— Por qué te amo y ellos solo complicarán todo —trato de quitarle el teléfono, pero México no lo dejo— amor por favor no quiero ser violento contigo —

— ¡No me llames así! —grito alterado, pero aún con lágrimas en los ojos— ¡Te odio y por nada del mundo te amare! —sus protestas fueron interrumpidas por el teléfono sonando otra vez.

Rusia aprovechando que estaba distraído lo tomo de la muñeca dónde tenía el teléfono y se lo quito para después jalarlo fuera del baño y después aventarlo sin delicadeza a la acolchada cama, se puso encima de él y le tapó la boca con fuerza.

Y contesto la llamada...

— Hola hermana, ¿cómo estás? —hablo con normalidad.

— Hermano hasta que al fin contestas, comenzaba a preocuparme, ¿has dormido? —le contesto alegre de escuchar la voz de su hermano.

— Que te puedo decir, soy un hombre muy ocupado —miro con ojos lascivos a México quien solo lo miro asqueado sin dejar de patalear.

— Eso no está bien, ¿Cómo nos ayudarás a buscar a México, si no estás bien descansado? —respondió preocupada.

— Tu tranquila para eso estoy despierto, para buscarlo —sintió una mordida en su mano con la que cubría la boca de México lo que provocó que se quejara.

— ¿Rusia todo bien por allá? —al escuchar el quejido de su hermano se preocupó.

No recibió respuesta, pues la llamada había sido puesta en espera.

— Te has portado muy mal, mi amor —termino de encadenar las manos de México en la cabecera, al igual que los tobillos— será mejor que guardes silencio si no quieres que te corte la garganta después de todo no morirás —lo amenazó mientras le amordazaba.

— Disculpa hermana, me corte con un cuchillo —rio al final.

— ¿Pues que estabas cortando? —le pregunto.

— Un poco de piña, en fin ¿de qué querías hablar? —salió del cuarto para escuchar a su hermana atentamente.

México se quedó solo pues escucho a Rusia alejarse así que aprovecho para forcejear, pero no lo lograría pues eran cadenas bastante gruesas.

Después de unos minutos Rusia volvió con teléfono en mano, y miro a su "pareja" por unos momentos.

— Te vez tan lindo cuando me miras de esa forma~ —rio caminando hasta la cama y dejando su teléfono en la mesita de noche— te tengo noticias —se subió a la cama o más específicamente sobre México.

Le destapó la boca y le dio un beso bastante exigente mientras acariciaba la espalda de México provocándole un escalofrío.

— Voy a salir con mis hermanos por dos días, pero debo salir hoy —le alzo la playera y comenzó a masajear el pecho de México— ¿te gustaría una segunda ronda antes de que me vaya? —lo miro con una sonrisa ladina.

— ¡No, no quiero y será mejor que me sueltes o te daré una patada en los! - ¡Aah! —se quejó al sentir una mordida en su abdomen.

— Disculpa~ ¿qué decías? —sonrió burlón al ver a México enojado.

— Eres un idiota —le dijo entre dientes mirando hacia otro lado.

Rusia seguía con sus muestras de amor, mientras que por otro lado México buscaba una forma de quitárselo de encima.

Rusia seguía con sus muestras de amor, mientras que por otro lado México buscaba una forma de quitárselo de encima

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— ¡Sigue buscando! —demando el country de cincuenta estrellas.

— Señor, ya buscamos e interrogamos a casi todos los countries, no cree que es hora de pasar con los humanos —hablo con tranquilidad FBI.

— ¡No, aún no! —se levantó de su silla de piel— aún hay muchos sospechosos en este caso y no descansaremos hasta encontrarlo —tomo una carpeta que contenía varias fotografías— interroga a los hermanos comunistas, pero a Rusia todavía no —

— Señor, si sospecha de Rusia ¿porque no va contra él directamente? —pregunto la organización antes de salir de la oficina.

— Quiero asegurarme de que nadie más esté involucrado —el sonido de la puerta siendo tocada interrumpió la plática.

FBI abrió la puerta y dejo ver a Perú.

— Sweetness, ¿qué haces aquí? —le ordenó con la mano a la organización de que se retirará— pensé que estabas descansando —camino rápido hacía su pareja tomándolo de las mejillas.

— ¿Sabes algo de Mex? —pregunto decaído.

— Sorry Sweetness, aún no... —esas palabras fueron suficientes para que Perú soltará algunas lágrimas— Pero tranquilo seguiré buscando, volverás a estar con tu hermano lo prometo —

Perú en un movimiento rápido abrazo a su pareja en busca de consuelo, pues era uno de los más afectados con la desaparición de México.

— Por favor tráelo a casa —recibió un asentamiento de cabeza positivo por el más alto— y que el maldito que lo tiene pague por lo que hizo —su cambio de actitud por uno más sádico no sorprendió al estadounidense pues conocía muy bien a su pareja.

— Así será sweetness... —lo abrazo aún más fuerte— así será... —el lugar quedo en un tranquilo silencio.

— Apestas a sudor —comento el bicolor sin pisca de pudor.

— Ah —no supo que decir pues lo había tomado por sorpresa— eres muy duro my sweetness o mejor dicho...citrus —sonrio burlón.

— Idiota —el más pequeño le dio un ligero golpe en el pecho para después caminar hasta la puerta— date un baño y sigue trabajando —

— Entendido sweetness —el peruano salió de la habitación mientras estados unidos volvía a su asiento— espero encontrarte pronto México, no sabes cuánta falta le haces a todos —

Sin Señal (Countryhumans)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora