Capitulo Ocho.

619 55 21
                                    

Hoy era el día, hoy vendría el capitalista a mi casa a inspeccionar que no tenga a México, estoy tranquilo estuve preparando todo para este momento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hoy era el día, hoy vendría el capitalista a mi casa a inspeccionar que no tenga a México, estoy tranquilo estuve preparando todo para este momento.

— Si, ya sabes que hacer, no quiero ningún error en eso, cuento contigo entonces, nos vemos —termine la última llamada del día al menos la de hoy.

— ¿Con quién hablabas? —su voz tranquila y sumisa me llamo desde la entrada de mi oficina.

— Con nadie en especial —camine hasta él y lo abrace— ¿cómo dormiste? —

— igual que siempre —aún no confiaba en mí y mucho menos quería quedarse aquí.

Lo sé por qué en nuestra habitación encontré un destornillador, aún quería escapar, mi bella águila seguía peleando, solo disimulaba cuando estoy en casa.

Tendré que castigarlo cuando lo sorprenda...

— Por cierto, amor —me miro atento— saldré un momento, prometo no tardar —me separé del abrazo y camine escaleras abajo y en la entrada tome mi chamarra y una bufanda.

— Se que no suelo pedirte nada, pero... —me tomo del brazo— quería saber si podría traerme un poco de pan dulce —se veía tan nervioso al pedirme eso.

Creo que sería bueno traerle un poco, ya come sin que yo lo obligue e incluso prepara chocolate caliente para ambos y lo acompañamos con galletas, además que es la primera vez en todo este tiempo que me pide algo, no podría negarme mucho menos con esos bellos ojos bicolor tan brillantes como las estrellas.

— De acuerdo, ¿alguno en especial? —me puse la chamarra y la bufanda mientras mi pequeño pensaba en el pan que quería.

— Bueno... si podrías conseguir algún pan de mi país estaría bien —le di un pequeño beso en la frente.

— Entendido, no tardó —abrí la puerta y lo vi una vez más, para después cerrar la puerta con llave y caminé hasta el portón.

Esperaré al capitalista en el aeropuerto, es hora de engañar y despistar un poco.

Llegué al aeropuerto puntual justo cuando Estados Unidos ya estaba bajando de su avión privado.

— Vaya esto no se ve todos los días —hablo sarcástico al verme— ¿Por qué viniste a recibirme, estás ocultando algo? —su actitud me saca de mis casillas.

— No es solo para que no te pierdas —conteste con simpleza tratando de aguantar mi enojo.

—No es necesario tengo un guía —dijo cruzándose de brazos.

— No servirá, mi casa está en un lugar muy reservado —trate de convencerlo, pero en verdad que es muy difícil.

— Bueno, pero te estoy vigilado —camino hasta la entrada del aeropuerto, dónde nos esperaba una camioneta blindada.

Tardamos media hora en llegar a mi casa, en todo en el camino me estuvo observando incluso me prohibió contestar llamadas, no puse resistencia si quería convencerlo debía acatar sus órdenes por más mínimas que fueran.

Es un verdadero dolor de cabeza, cuando tenga la oportunidad lo destruiré y el único vecino que tendrá mi amado seré yo y sus hermanos.

Le abrí el portón de la casa, comenzando a observar a su alrededor, detrás de él paso CIA y FBI ambos buscando detalladamente, Estados Unidos llegó hasta la entrada de mi casa con la cabeza me pidió que la abriera.

Caminé tranquilo hasta donde estaba y con mucha confianza le abrí las puertas de mi casa, entro apresurado mirando a todos lados buscando incluso por debajo de las alfombras.

Había escuchado de lo quisquilloso que puede ser cuando se trata de estos temas, subió a mi habitación y oficina, no encontró nada al menos a simple vista, después de eso tomo asiento en los sillones de la sala comenzando a apuntar ciertas cosas.

Mientras que CIA y FBI buscaban más a fondo tomando muestra y asegurándose de no dejar nada sin revisar, tardaron un buen rato yo solo esperaba a que terminarán en la sala viendo fijamente a Estados Unidos.

— Dime Rusia, donde estaba el día que México desapareció —¿Enserio me interrogara ahora?

— Con Polonia, Alemania y China —conteste normal.

— Eso no fue lo que ellos dijeron —¿quieres jugar sucio eh?— Ellos me dijeron que te llevaste a México a fuera de la fiesta y volviste después de un rato, sin México —tal vez no me crea por no tener testigos sobre eso, pero aun así le daré una respuesta.

— Si me fui con él, pero no para lo que tú sospechas, estuvimos hablando un rato pues era muy entretenido hablar con él, pero después de eso recibió una llamada me dijo que era urgente me pidió que volviera a la fiesta ya que iba a tardar un poco —me miraba atento no parecía convencido— creo que eso te lo confirmaron Alemania, Polonia y China —

— Si, eso me dijeron ellos, pero por qué tú se los dijiste, más no puedo confirmarlo ya que no tienes a alguien que lo haya escuchado, pero por diferentes razones tengo que darte el beneficio de la duda —acomodo algunos papeles— se quedara en una hipótesis —

— Señor —FBI llamo a Estados Unidos y este se levantó mientras se acomodaba sus lentes oscuros.

Susurraban detrás de mí, tal vez para ponerme nervioso o para ver qué tipo de movimientos hago, pero cómo dije no encontrarán nada yo me aseguré de eso.

Estados Unidos volvió a dónde estaba y se sentó enfrente de mí, aunque no lo demuestre está frustrado por no encontrar nada, debe sentirse tan idiota en estos momentos.

— ¿Y bien? —desde aquí pude ver cómo apretaba un poco su mandíbula por el enojo que sentía.

— No encontramos nada —se levantó tomando los papeles de la mesa de centro— pero no te confíes esto no ha terminado, falta sacar algunas muestras de ADN —

— Las estaré esperando —me levanté para seguirlo hasta el portón.

— No es necesario que nos acompañes hasta el aeropuerto, no te preocupes no te seguiremos ni te espiaremos aún no tengo el permiso para eso —asentí ligeramente para verlos irse con frustración en sus caras.

Me di vuelta para volver a casa, no aguantaba la risa, en verdad que fue tan fácil engañarlos, ahora no habrá más obstáculos ya no sospechaba tanto de mí solo debo seguir con esto un poco más y pronto nadie se interpondrá entre México y yo.

Que emoción, solo debo comprar el pan que México me pidió y listo sería todo, solo espero no sorprenderlo tratando de escapar sería un desperdicio y más cuando hoy es un día para festejar que pronto estaremos juntos para siempre.

Que emoción... 

Sin Señal (Countryhumans)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora