Capitulo Uno.

1K 75 20
                                    

Una vida relativamente tranquila era lo yo tenía, crecí junto con mis hermanos y mi padre no era un ambiente amoroso, nuestro padre siempre estaba metido en trabajos peligrosos diciendo que eran para nuestra gente, para estuviera bien, pero...

Conquistar, matar, arrebatar y pisotear ¿era algo que estuviera bien?

Por ese tipo de cosas todo lo veía gris ni una sola pisca de color, todos los niños de mi edad se la pasaban en los parques con sus dos padres, pero mis hermanos y yo nos quedamos en casa estudiando y entrenando, pues padre siempre decía que el mundo era peligro y con gente muy mala...

No estaba tan equivocado...

Todo parecía haberle salido bien a nuestro padre, pero se confío, una de las cosas que nos había dicho era "para sobrevivir no te deberías confiar" y fue la primera cosa que rompió.

El hombre que se hacía llamar su amigo lo traicionó y le arrebato territorio.

Siempre fue un hombre con sed de poder...

Nuestro padre se alió con otros para detener al que ahora era su enemigo, fuertes potencias europeas con un montón de soldados altamente entrenados junto con fuertes, inteligentes, estrategas y experimentados americanos.

Fue cuando conocí aquel country que le dio luz a mi mundo y una enorme felicidad.

Un country, alto, de tez tricolor, delgado, con ojos bicolor, uno color caramelo dónde expresaba amabilidad y protección, el otro color esmeralda expresando lo único y extrovertido que era y una bella sonrisa tan blanca como la nieve.

Tan perfecto...

Siempre que tenía que estar con mi padre para enseñarme de estrategia, tú estaba junto a mí en todo momento, sin importar cuánto mi padre trato de alejarte de mí, siempre volvías conmigo y sonreías para mí.

Tu sonrisa me pertenece...

Un día que logré convencer a mi padre de que me llevara a la base para así poder verte, te vi con aquel norteamericano que decían era tu vecino, discutían, ¿Por qué te afecta tanto? ¿Por qué permites que te toque?, Si me lo permites ¿Podría lastimarlo?

¿Me lo permites...?

No llores por favor por qué esa bella luz que emanas desaparece, me iba a acercar, pero pensé en algo mejor, camine hasta el pequeño jardín que había en lo profundo del bosque y tome algunas flores, mi hermana Biel me enseñó a hacer coronas de flores sería un regalo perfecto.

Pero me concentre tanto en hacerla que no me di cuenta de cuánto había anochecido, el bosque se había vuelto oscuro y frío, trate de recordar el camino que tome, pero era difícil por la poca luz que había en el lugar, ruidos extraños se hacían presentes a cada paso que daba comenzaba a temblar.

Después de un rato cedi ante el frío me acurruque debajo de un árbol esperando congelarme o que algún enemigo me atacara, el brillo de la luna era mi única compañía, la mire y por un momento tu recuerdo sería la última imagen que tendría.

Pero de repente escuché ruido a lo lejos parecía que gritaban mi nombre, pero mi vista no se apartaba del satélite algo me decía que no lo hiciera y ese presentimiento acertó pude ver lo que yo llamo un ángel.

Un majestuoso ángel descender, eras tú, había escuchado hablar a tu vecino y a mi padre que gracias a tus dioses poseías unas hermosas, grandes y majestuosas alas de color café y con ligeros toques de dorado.

Son tan hermosas como su portador...

Vi como aterrizabas un poco lejos y después corrías hasta donde estaba gritando mi nombre, me tomaste de los hombros preguntándome como estaba te quitaste el abrigo militar y me lo pusiste, me cargaste y corriste tu aroma aún lo tengo muy bien grabado en mi mente era una especie de afrodisíaco para mí.

Sin Señal (Countryhumans)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora