Capitulo Tres.

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En un pasillo amplio con algunas personas caminando de un lado a otro algunos muy apurados en llegar a sus puestos de trabajo, se encontraba caminando entre ellas Bielorrusia con el teléfono en mano.

— Hola hermano, te llamo para decirte que ONU necesita hablar contigo, es sobre lo que pasó con México, necesita tu testimonio —dejaba un mensaje de voz para su hermano mayor que al parecer estaba muy ocupado como para contestar.

— El capitalista no ha dejado de echarte toda la culpa y sé que está equivocado tu nunca harías algo así —del otro lado de la línea se escuchaba el rechinar de la cama y el roce de la piel chocando una con otra.

Uno disfrutando la bella vista que le daba su pareja, su piel sudorosa, un poderoso sonrojo cubriendo su rostro y todo su cuerpo estaba cubierto por hematomas y mordidas que había dejado en este.

Mientras que se acompañante solo sollozaba agotado y pedía que aquella tortura a la cual su "pareja" llamaba amor parece lo antes posible.

— Oh~ México estás cumpliendo uno de mis más profundos sueños~ —dijo sin parar de embestirlo.

— mmgh~ —por el contrario, este no podía hablar o responder pues estaba amordazado.

— Se que las cosas se han complicado y ya casi no estás con nosotros así que planee una salida entre hermanos, así podríamos pasar más tiempo juntos —lo que su hermana soltó ligeramente alegre hizo que las acciones de Rusia parecen pues quedó muy sorprendido, mirando su teléfono.

Extrañado México abrió sus ojos llorosos viendo cómo Rusia no hacía nada, intento zafarse, pero solo hizo que Rusia reaccionara.

— Aún no hemos terminado mi amor —volvió a dar justo en el punto dónde su pareja sentiría más placer, pero solo lo incómodo.

Así pasaron algunos minutos más y por fin termino la tortura, Rusia se encontraba durmiendo junto a su "pareja" y México solo mira hacía la pared cansado no solo físicamente si no también mentalmente, fue su primera vez y lo hizo con su secuestrador, una sensación de quererse matar paso por su mente.

Su vista sin motivo aparente se pasó a la mesita de noche viendo el teléfono de Rusia, lo había dejado sin cuidado podría pedir ayuda.

Se levantó lentamente pues sentía un fuerte dolor punzante en su espalda baja, tomo el teléfono y lo encendió obviamente tenía contraseña y huella.

No quería hacer algo que tuviera que ver con acercar el teléfono a Rusia sería su única oportunidad de pedir ayuda y si Rusia se daba cuenta sería su fin.

Se levantó de la cama y camino despacio al baño, por suerte no estaba encadenado, podría llamar a alguien y salir de allí corriendo sin ningún problema, entro al extenso baño y cerró con seguro debía ser lo más silencioso posible.

Intento poner varias contraseñas para desbloquearlo, pero no funcionaban hasta que paso de fechas importantes para Rusia a fechas importantes para él, el día de su independencia, la batalla de Puebla, su primer encuentro en la segunda guerra mundial.

Hasta llegar a un día que aún le da escalofrío pues fue el día en el que un corazón se hizo añicos. 

 

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Sin Señal (Countryhumans)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora