Aidan
La acuesto en la bañera y empiezo a desvestirla.
Mí sudadera primero, luego la camiseta que lleva puesta y luego el sujetador mientras lo hago me encuentro de nuevo con el dije.
¿Quien se lo habrá dado? ¿Lo ha tenido desde siempre y no lo había usado?
Se lo quito para no mojarlo y lo coloco en la repisa al lado del lavabo.
Cuando vuelvo mí vista a ella, tiene moretones por todo el torso.
¿Que?
Ay no...
— Ari, princesa; ¿Que pasó?.
Abre un ojo y solo me dice en un susurro—ellos...
—¿Ellos te hicieron daño?
Estoy enojado
Y yo enojado no soy muy confiable.
—si... Pero déjame dormir, luego te cuento. Concéntrate— me guiñó el ojo y se durmió de nuevo.
¿Cómo puede estar tan cómoda con que la bañe?
Tal vez por su cáncer la han tenido que bañar otras personas, debe estar acostumbrada. Por lo que me ha dicho, la han hospitalizado cuatro veces y siempre queda muy débil por las quimioterapias... Tanto que deben hacerle todo.
Hablando de eso... En dos días debe ir al doctor y de nuevo le pondrán quimioterapias.
Salgo de mis pensamientos y empiezo con sus jeans.
Los quito por completo y decidí dejarla con sus bragas de... ¿Naruto? Tiene la cara de Naruto en su trasero, no puede ser.
Solté unas cuantas carcajadas a las que ella ni siquiera se movió.
Abro el agua caliente y una vez está a la temperatura ideal la recuesto en la bañera y voy por el shampoo.
Mojo su cabello con delicadeza y coloco una gotita de shampoo en el y empiezo a masajear su cabeza lentamente y con delicadeza. Seguidamente empiezo a enjuagarlo.
Debo estar todo rojo, es la primera vez que me toca bañar a una mujer, siempre lo hacía con mí sobrinita de un año, Elianis (mí hermano se llama Elian, el desgraciado le puso así, ¿Que no sabe que le harán bullyng?) Pero jamás una mujer adulta.
Me ajusto las gafas y sigo concentrado; limpio con mucho cuidado su cuello, sus hombros a la vez que le doy un pequeño masaje para destensar sus músculos.
Y... Ha llegado el área de sus pechos.
¿Ahora?
Sigue y ya, deja de darle tanta vuelta.
Me golpeo mentalmente y paso el jabón por el resto de su cuerpo.
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*Media hora después*
Cierro el agua y ella sigue completamente dormida.
Rayos, si duerme.
La envuelvo en una toalla en forma de pandita y la cargo hasta su habitación.
La acuesto en la cama mientras veo que rayos le pongo.
¿Tendrá un pijama que le guste mucho?
¿Y si le pongo uno que no?
Ay mamá.
Le gustan los pandas, creo que sí tiene una sería esa.
Busco, blusas, jeans, sudaderas, chaquetas, shorts, y hasta que por fin.
Un pijama entero que parece un traje de panda. Este será.
Busco ropa interior.
Mmm, ¿Cuál le gustará?
Ya déjate de pendejadas y toma cualquiera, la más linda .
Si bueno ya voy, no me grites.
Tomo la negra sin figuras y empiezo a secarla.
Tocan la puerta.
—¡¿Quien?!— sigo concentrado en secarla bien.
— ¡YO!— angel— ¡su pijama favorito es el que parece un Disfraz de panda!— grito desde el otro lado de la puerta— ¡Voy a hacerle un cereal de fruts loops o como se diga esa cosa!.
Y se fue.
Tomé su ropa y la empecé a vestir.
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Debo decir, parece una bebé.
Acurrucada en su cama a mi lado y le estoy dando el cereal mientras vemos una película llamada "el Lorax" ha dicho que es una de las películas animadas que más le gusta así que eso veremos.
Trata algo así como de un chico que le gusta una chica y le consigue una semilla de un árbol y ellos viven en una tierra de plástico... Literalmente.
Terminé de darle su cereal y dice mirando la tele.
— el dije, es un rastreador, me han dado dos días para encontrar el dieron, empezando por mañana, tengo que pagarle cinco millones de dólares o te matarán a ti y a Ángel. Antes que me dejaran en la calle, me dijo que tiene tu número de apartamento... En el último piso de uno de los mejores edificios de la cuidad... Puerta 120— me abrazó— y... He accedido a dar el dinero. Mis padres se los debían por drogas— sus ojitos se cristalizaron — mi papá era narcotraficante... No murió accidentalmente los mandaron a matar, ahí debí morir yo también, y no lo hice ahora me están cobrando el dinero a mí.
.¿Que rayos?
—amor... Lo conseguiremos, te lo pagaré yo si quieres, tengo más que eso y lo sabes— la abracé como si no hubiese un mañana— el dinero no es problema, pero, ¿Cómo sabían que eres su hija?.
— la estúpida de Amanda... Ella es una de las distribuidoras de esta zona... Su jefe le habló de quién era y que me necesitaba encontrar y la muy lengua suelta me reconoció y le dió mi dirección. Todo es su culpa, estúpida ambiciosa. Confíe en ella — se estaba enojando, sus cachetes estaban rojos... Se veía tan tierna enojada— si, si algo pasa es su culpa, y la voy a matar.
Conociéndola, era capaz de matarla así que tuve que calmarla, no lo valía.
— ya, ven aquí—, abrí mis brazos y ella se acurrucó, apagué la luz y quedamos profundamente dormidos.
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