¹⁶

27 17 3
                                    

Si, aidan estaba aquí.

Pero... ¿Cómo? ¿Para qué?

Debo admitir que el que me encontrara casi desnuda frente a el fue lo mas insignificante para lo que hicimos después.

— ¿Q-que? ¿Que haces aquí?

— vine por tí, escuché a André en su plan, lamento haber llegado retrasado.

Tomó mi mano y dejo algo en ella.

¿Un Arma?

Si, así es, Ariagna tiene un arma.

*Inserta cara de loca desquiciada*

Vi que tenía espadas en su espalda.

Esas me parecieron mejores así que cambiamos. Me dió su sudadera que básicamente me quedaba enorrrme y parecía un vestido, cubría lo suficiente.

Estaba arta, arta de ser la inexistente, de solo ser vista para ser humillada, arta de andar por el instituto sola, ser una don nadie.

Tomé las espadas lo más fuerte que pude y corrí.

Los demás habían intentado escapar, pero aidan cerró el lugar entero, era grande, si pero fácil de cerrar.

Corrí hasta las escaleras del segundo piso, él siguiéndome, estaba al tanto de las humillaciones que sufria, a diario y estaba ahí para ayudarme.

Miré las escaleras y empecé a subirlas lentamente, arrastrando la punta de las espadas contra el suelo mientras lo hacía. Estoy haciendo todo completamente consciente de lo que hago. Al llegar arriba siento la fuerte necesidad de dejarlo salir.

—¿Devolver a la inexistente a la existencia?, ¿Cómo? ¿Para qué?, Preguntó Ana — recité cada palabra con asco, odio, impulsividad, repulsión y rencor — ¿para qué más?, Molestar, humillarla, ella tiene el cariño de aidan, eso no es justo, el está loco por ella, jamás la dejará, no puedo hacer que ella lo deje, así que... Vamos a hacer que se suicide por la presión. Si no funciona, la matamos . ¿Te suena conocido, Ángela?— solté una risa muy perturbadora a decir verdad— se que me escuchas. Cómo no pudiste hacer que me matara por tus estupideces, decides intentar matarme. La verdad, no lo esperé. Aidan al llegar también me tomó por sorpresa, pero ¿sabes algo?, Te metiste con la persona equivocada, pensaste que quitarme del camino sería completamente fácil, ¿No? — volví a reir mientras seguía mi camino por el pasillo sin dejar de arrastrar las espadas— mmm no lo creo.

Aidan me seguía, cubría mis espaldas por detrás, cada día lo amo más.

— ¡Vamos!, ¡¿O ya no eres tan valiente, Ángela?!. ¡¿no te fue suficiente con las humillaciones?! ¿Querías el amor y cariño de aidan? No supiste ser más que una sarapastrosa desgraciada que no sabe ser madura en la vida. ¿Que te costaba?.

Doy vuelta en la esquina del pasillo y sigo escaleras arriba, el granero tiene 4 pisos.  Es un granero un poco extraño pero ajá.

— los voy a encontrar, y nos divertiremos juntos.

—ari... ¿Estás segura?, Esto puede terminar mal pasa ambos. Lo que decidas te apoyaré. Si caemos caemos los Dos.

Vale, no me había detenido a pensar las consecuencias.

Valoremos pro y contras, otra vez pero más lógicamente.

Pro: librarme de esas escorias para siempre, quitarle un peso a la sociedad.

Contras: la bendita policía y está la posibilidad de que nos arresten y nos lleven a un reclusorio de mejores ya que ambos tenemos 14 años. O peor, nos juzguen como adultos. *Inserta cara de pánico*

Nuestro último atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora