*un mes y medio después*
A ver. ¿Quien está listo para morir?
Es decir, todos tenemos en claro que un día no estaremos más en este mundo para, que se yo, darle de comer a tus animales, ir a trabajar, etc. El hecho de que un día tal vez ya no te levantes de la cama es un pensamiento que te persigue constantemente, tal vez en un momento te olvidas de que eso podría suceder y de la manera más inesperada (a veces ilógica) crees que los pequeños momentos de felicidad que vives serán eternos. Y la verdad es que no lo es, duele, duele como una patada en las costillas, pero es la dura y cruel realidad, nada es perfecto, nada es eterno, tal vez dure años, décadas, pero no es algo que pueda ser infinitamente existente.
"Hasta que la muerte nos separe" Curioso, ¿No? Todos al casarse dicen exactamente lo mismo; "prometo amarte y serte fiel, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe" pero esa es otra, todos dicen lo mismo, pero pueden llegar a ni siquiera sentirlo. ¿Logro explicarme? Es decir, tal vez terminen cambiandote por una chica más joven sin arrugas, un señor mayor con dinero (y una muerte asegurada por vejez, y si no pues es triste aguantar una persona mayor que a decir verdad no amas y solo lo tienes por dinero por al menos 20 años). El hecho es, que la palabra humana la mayoría del tiempo no vale nada; un día es "te amo y quiero llegar a viejos contigo y tener que decirte <ya se te caen los dientes>" y es curioso como luego te engañan. Porque básicamente se engañan a sí mismos.
Todo en la vida es una mentira, una más elaboradas que otras, unas más duraderas, una que te persigue; te come por dentro hasta llegar a un punto en dónde ella misma te consume dejándote sin absolutamente nada y un vacío eterno, otras son mentiras que te dices a ti mismo. Pero al final son solo eso, mentiras.
Las mías fueron:
-estoy lista para morir.
-el amor no existe.
-puedo con esto, voy a manejarlo.
- no me iré a ningún lado.
- todo va a estar bien.
Y si, esto es lo que me pasa por la mente cada mañana al despertar.
Hace un mes y un poco más que estoy en mi casa, se siente vacío Mi hogar sin un niño fastidioso que salga todos los días sin camisa a regar las plantas y luego se queje de que hace frío.
Angel me ha estado escribiendo, le respondo solo para decir que todo va bien, pero la verdad es que no, todo se está viniendo abajo.
He perdido mi cabello gracias a las quimioterapias (que en realidad no sirven de nada porque igual me voy a morir, aún no entiendo cómo siguen haciéndolas). Cada día estoy peor pero trato de ser fuerte por Aidan.
Abro un ojo y no hay nadie a mi lado.
Termino de despertar y bajo a la cocina.
— hola, ¿Cómo amaneció mi lucero, mi sanguijuela, mi vida, mi razón de levantar-
—sh... —reí acercándome a él y colocando mi dedo índice sobre sus labios— más muerta que ayer, pero feliz de estar a tu lado.— le dediqué mi más sincera y enamorada sonrisa— ¿Tu, mi cuchurrumin?
— pues de maravilla al ver tan hermosos ojos frente a mi.
— tontito. ¿Y Luca?
— aún no se levanta— respondió abrazándome — oye, se que sería extraño pero ¿Adoptamos una niño? Digo, ya que sería riesgoso para ti tener uno propio... Y bueno... Me gustaría verte de mamá aunque sea un pequeño tiempo.
