La gélida ventisca que hace aquella estrellada noche de octubre, ingresa por las abiertas ventanillas traseras del Mercedes negro aparcado en aquel frondoso y verde bosque, a fueras de la ciudad. La suave melodía de fondo que transmite la radio prendida, se mezcla en una hermosa sinfonía con los sonidos de la nocturna naturaleza del lugar, acallando mínimamente los jadeos procedentes de los dos amantes en la parte trasera del interior del auto.
Las ráfagas de viento acarician en un tenue toque la tibia piel desnuda del moreno, erizándola y en conjunto, unos inquietos dedos, cargados de amor, lentamente recorren cada centímetro de la expuesta espalda, iniciando e imprimiendo las yemas en la base, subiendo cada tramo con deleite, dejando pequeños rasguños, explorando insaciables las vértebras sobresalientes, pasando gentiles por los huesos de los omóplatos hasta llegar a los anchos hombros, ahí, sutiles y con calma, realizan ligeros trazos imaginarios circulares, que lo único que otorgan al necesitado organismo bajo el tacto, es incrementar más su libido.
—Toni —gime profundo y cariñoso en su oído, notando como el abrasador calor embarga sus pensamientos y lo sumergen en un instinto primitivo de alcanzar su placer. Se pega más al contrario, enredando los brazos en el cuello del italiano, en busca de más contacto íntimo para finalizar el infierno que arde en su interior. Mueve las caderas, rozando el vientre contra los marcados abdominales, en un mensaje de que esto es un caos que le desarma, sin embargo, también le encanta. Ambos están conscientes que no deben estar ahí, friccionándose uno contra el otro como si el mañana importará una mierda; pero aunque es peligroso, sus corazones no pueden evitar latir desenfrenados por el contrario en un efervescente deseo.
Otro obsceno sonido escapa de su rosada y maltratada boca cuando unos lascivos y tentadores labios, se depositan en la parte trasera de su oreja en húmedos besos; después con una extrema sensualidad, roza finamente las comisuras sobre la piel delicada del lóbulo en un acto que incita a profanar los principios. El sensible lóbulo es atrapado entre los blanquecinos dientes de Toni y estirado levemente, provocando que de nueva cuenta su nombre sea profesado por la varonil voz del moreno.
Una mano se posa en su dorado cabello, pasando los largos falanges desde el nacimiento de las hebras hasta la punta, donde se detienen y con un inesperado movimiento, jalan hacia arriba, obligando al mafioso a levantar el mentón, para a continuación su boca ser atacada por otra, robándole el aliento. Las manos entrelazadas que están posicionadas en el mullido colchón del asiento, se estrechan en un acto de conforte mutuo.
—Raúl —jadea al separarse, el azul penetrante de su mirar enfrentándose atentamente al chocolate amargo; miedo, lujuria, amor, indecisión, todas las intensas sensaciones del momento reflejándose a través de las iris.
—Toni, por favor, no aguanto más. Te necesito dentro de mí, ya —y para validar su punto, el azabache menea las caderas, insistente y desesperado por unirse por fin, causando que un agudo gemido se escape desde su garganta cuando las erguidas virilidades se friccionan en un exquisito toque y cada célula suya se estremece de la anticipación.
El rubio asiente y dejando unos instantes la calidez de la mano derecha de Salinas, toma el negro saco de la vestimenta que traía y de un bolsillo, prosigue a extraer del interior un condón en perfecto estado y un pequeño bote de lubricante a base de agua. Desenrosca la tapa del lubricante, mete tres dedos en la gelatinosa sustancia y toma el producto en estos. Una vez se siente satisfecho con la generosa cantidad que resbala entre los aperlados dígitos, deja el bote a un lado y con la única mano libre, da ligeras palmadas en la parte interna de los muslos del moreno, en una muda súplica para que se acomode mejor. El abogado entendiendo el mensaje, coloca las rodillas a los costados de la cadera del Gambino en un mayor ángulo, de forma que sus glúteos se abren y se es más accesible la zona.
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Due amanti sconosciuti ⟨ Roni ⟩ +18
FanfictionUna radio encendida, una noche estrellada de octubre y jadeos en la parte trasera del Mercedes negro. › Disculpen de antemano los errores ortográficos y las incoherencias que pueda haber. › Esta historia empareja a los personajes, NO A LOS STREAMERS...